«El club y yo seremos estrictos. Si algún jugador gasta sus 'puntos', tendrá que sacarse el carné en otro sitio»
El nuevo técnico buscará una idea de juego constante, pero adaptará la táctica en función de los rivales Antonio Gómez Entrenador del Real Valladolid
27 de junio de 2010
Antonio Gómez (Madrid, 1973) llega sin ínfulas pero con ambición al banquillo del Real Valladolid. Sabe que tiene una misión: lograr que el club vuelva a la máxima categoría.
-Aquí empieza su carrera como técnico profesional. Ya ha dicho que no tiene miedo...
-Por supuesto que no. Si he estado entrenando una semana a Gerrard y le he tenido que dar órdenes o explicarle una estrategia, ¿cómo me va a dar miedo hacerlo ahora en el Real Valladolid? Esto es algo bueno y vengo con ilusión. Creo mucho en mi trabajo y en el de las personas que voy a tener a mi alrededor. Se trata de trabajar y de que salgan las cosas bien. Muchas veces el fútbol es ingrato: por muchas horas que le eches puede que no entre la pelotita. Pero si trabajas tienes más posibilidades de que las cosas salgan bien.
-¿Tampoco tenía miedo cuando decidió cambiar el Albacete B por el equipo reserva del Liverpool?
-Me daba más respeto por el idioma. Me fui a Liverpool sin saber nada de inglés. Al principio, me echó una mano Gonzalo [Rodríguez]. Hacía de traductor y de preparador físico. Me imponía respeto dirigirme a los futbolistas sin conocer el idioma, pero, a mi manera, me entendieron desde el principio.
-¿Ya domina el inglés?
-My english is perfect!
-Un 'año intensivo', claro.
-Sí, ja, ja, ja. Al final ya hacía las sesiones completas, con Gonzalo en el apartado físico. Además, tenía una persona a mi lado, otro entrenador inglés, para ayudarnos.
-¿Puede concretar en qué consistía su función en el Liverpool?
-Era entrenador en el equipo reserva. Los futbolistas que no jugaban con el primer equipo 'bajaban' al conjunto que dirigía yo. Además, tenía otra función: era analista del primer equipo con el programa Amisco. Si Rafa [Benítez] me pedía alguna cosa, también la hacía.
-El Real Valladolid utilizó durante una época el programa Amisco para tener gran cantidad de datos de los jugadores tras los partidos. ¿Sería partidario de recuperarlo?
-Es caro. Si supone un coste muy elevado no lo tendremos. Pero tal vez nos hagan una 'rebajilla' por estar en Segunda... Para mí es importante. Las personas que no han trabajado con el Amisco no saben la información tan válida que puede ofrecer.
-Ahí se ven kilómetros recorridos por cada jugador, zonas donde ha movido... ¿Para qué lo empleaba usted en el Liverpool?
-Lo teníamos en el primer equipo. Había un 'jefe analista' que escrutaba todos los datos para Rafa. Yo era analista del primer equipo para corregir los errores técnicos y tácticos de esos futbolistas. Le transmitía la información al 'jefe analista'. Él la desarrollaba, le daba forma y se la transmitía a Rafa. Yo miraba cuestiones técnicas. A veces miraba asuntos tácticos, porque me lo pedían, pero era Rafa Benítez o Mauricio [Pellegrino] los que se encargaban. El Amisco da información de 'sprints', velocidad, kilómetros recorridos, basculaciones... Un programa a la altura de los grandes.
-¿No teme el salto de un club tan profesionalizado a un equipo profesional, pero a menor escala, como el Real Valladolid?
-Está claro que no puedo llegar aquí y pretender cambiarlo todo. Hay que tener un poquito de lógica. No obligaré al club a hacer una inversión de 20 o 30 millones de pesetas para que instale aquí un restaurante y habitaciones para dormir. Me encantaría, pero necesitaríamos un proyecto de Primera División a tres o cuatro años. Estamos en Segunda. Aquí a veces se desayuna en el bar de los Campos Anexos. No puedo dar un golpe en la mesa y cambiarlo todo. Iremos poco a poco. Sí quiero disponer una oficina para que podamos trabajar todo el cuerpo técnico. Eso sí que hay que hacerlo. Carlos Suárez no ha puesto ningún problema.
-¿Le falta evolución al fútbol español en su estructura de trabajo? ¿Vamos hacia modelos como el del Liverpool o el Inter de Milán, por citar dos clubes?
-Creo que sí, pero no existe una tecla que, al pulsarla, salgan bien las cosas. Hay entrenadores y equipos que no trabajan con vídeo o no trabajan mucho físicamente, pero que han ascendido y están en Primera. Cada uno tiene su planificación. En función del resultado podemos ver si algo es positivo o negativo. Yo creo en esta forma de trabajar y voy a morir con ella.
-¿Qué le dijo Rafa Benítez cuando usted aceptó convertirse en entrenador del Real Valladolid?
-Fue el primero al que llamé. Miento: fue mi mujer y luego telefoneé a Rafa. Está muy contento. Él cree mucho en nosotros. Sabe que es complicado. Me recordó que él también salió, optó por el Real Valladolid y no le fue bien. Tampoco en Osasuna. Pero luego recaló en Extremadura. Todo te va curtiendo como entrenador y persona. Él tiene mucho cariño a Valladolid. Ya me ha encargado que salude a mucha gente por aquí. Es una persona muy cercana y le echa horas como nadie.
-¿Qué es lo que más le ha llamado la atención de él?
-Lo mejor que tiene es el análisis del rival. Observa cosas que los demás no ven. En los partidos te abre los ojos y te hace fijarte en detalles en los que no habías reparado. Aprendes mucho a su lado.
-El Real Valladolid es un club recién descendido que tiene casi la obligación de retornar rápidamente a Primera División. ¿Puede generar ansiedad?
-La gente no puede tener prisa. No se sube en septiembre. Debemos buscar una regularidad. La pretemporada no me preocupa más que para coger el sistema de juego. Quiero que todos sepan la línea que buscamos para presionar, robar el balón, el sistema ofensivo y defensivo. La temporada es muy larga y se asciende al final... si descontamos lo que hizo Mendilibar aquí. Intentaremos subir y lo lograremos.
-Habla de la línea de presión. ¿Apretará el equipo muy arriba como hacía con Mendilibar o no pedirá tanto desgaste físico a los delanteros?
-Vamos a utilizar dos maneras de ejercer la presión. Una a tres cuartos de campo y otra muy arriba. También variará en función de los rivales: si juegan directo o en corto. Durante la semana lo analizaremos. Variaremos pensando en el contrario, pero siempre con la misma idea futbolística.
-¿Desmenuzará en vídeo a los rivales? ¿Hasta qué punto cambiará el juego del Real Valladolid según el equipo que esté enfrente?
-El rival siempre es importante. Hay que saber cómo se le puede neutralizar y combatir. El que no controle eso, lo tendrá complicado. Pero una cosa es intentarlo y otra que salga.
-Por lo menos quiere disponer de toda la información...
-No pretendo volver locos a los jugadores. Apuntaremos determinadas cosas y trataremos de que ellos vean sus fallos en vídeo. Eso lleva trabajo y coordinación entre la secretaría técnica y el cuerpo técnico. Pero tiene que ser así. Tendremos información del rival, pero eso no quita para que nosotros juguemos de una manera determinada.
-¿Cómo serán los entrenamientos durante el año? ¿Dará prioridad al balón? ¿Serán intensos? ¿Muy físicos, tal vez?
-Trabajaremos con balón y sin balón. Me gusta desarrollar la parte física, con mucha fuerza. Sobre todo me gusta dar mucha intensidad a las sesiones. Venimos de Inglaterra, donde los entrenamientos son muy rápidos por el juego que se desarrolla allí, con mucho ataque directo y segundas jugadas. El futbolista inglés está acostumbrado a entrenarse al cien por cien y con mucha intensidad. Aquí va a ser difícil, pero lo intentaremos. Vamos a tratar de que no haya tiempo para pararse ni pensar mucho: el tiempo justo para beber, hidratarse y volver a entrenar. No serán sesiones largas, pero sí muy intensas.
-Al presidente la ha seducido su 'método' como técnico. ¿En qué consiste?
-A Carlos Suárez le explicamos nuestra manera de trabajar en el día a día, cómo llevamos la planificación de una temporada, cómo nos gustaría que fuera el grupo de trabajo, los futbolistas, el sistema de juego. No ha resultado sencillo, pero no hemos vendido nada. Es nuestra manera de trabajar en Liverpool. Afortunadamente, hice lo mismo en Albacete y en categorías inferiores. Han salido futbolistas que han brillado con este sistema, pero que luego no han tenido éxito en otros equipos.
-¿Qué tipo de fútbol quiere usted que practique el Real Valladolid si tenemos en cuenta las características de la Segunda División?
-En Segunda hay mucho ataque directo, muchas segundas jugadas, equipos que juegan replegados... Nuestra base va a pasar por tener dos formas de jugar y dos sistemas diferentes, aunque creeremos en uno. Habrá variantes en determinados partidos, tanto ofensiva como defensivamente. Intentaremos que el equipo esté equilibrado, que no existan fisuras en ninguna línea, que todos estemos organizados en el campo y con las funciones claras. La organización será importante.
-Usted va a cumplir 37 años. Es un técnico joven. ¿Qué hará si se encuentra con 'incendios' en el vestuario? ¿Dialogará o exhibirá mano dura?
-Las normas las van a firmar los jugadores. Los vestuarios siempre son complicados. Yo soy una persona abierta y cercana, pero no suelo pasar muchas. El club será muy estricto, ya lo hemos hablado desde el principio. Esto es como los puntos del carné de conducir: alguno puede gastarlos y tendrá que irse a sacarse el nuevo permiso a otro lado.
-¿Cómo es su relación con García Calvo?
-Ya nos conocíamos [del Real Madrid], aunque perdimos contacto cuando dejé de jugar al fútbol. Con otros como Víctor lo he mantenido más. José es una buena persona que quiere al club. No habrá problemas con la decisión que adopte Carlos o el consejo.
-¿Qué retos profesionales tiene usted?
-Mi reto es el día a día. Estar con el Real Valladolid, hacerlo lo mejor posible y conformar un equipo que sea organizado. Crear un buen ambiente de trabajo y, a partir de ahí, hacer una buena temporada... y el ascenso, por supuesto.
-¿Sería un fracaso no subir?
-Espero ascender. Haré todo lo posible para que así sea. Espero que los jugadores también. El fútbol es muy complicado y va a ser muy difícil. Espero que si no ascendemos, quede la sensación de que se ha trabajado bien y que hemos dado todo por intentarlo hasta el final.
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