Me acabo de encontrar con este artículo en el Norte de Castilla. Este domingo pasado me encontre con 4 de esos en un Bar viendo al Pucela y me preguntaba si es algo propio de Valladolid, Castilla, España o es algo que va con la condición humana. Ahí lo dejo:
EL RINCÓN DE ZORRILLA
Oportunistas y agoreros
15 de septiembre de 2011
FRAN ARRANZ | .-
Conviven con nosotros a diario. Están entre nosotros, son nuestros amigos, compañeros de trabajo, o simplemente coincidimos con ellos en el bar, cuando nos tomamos un pincho de tortilla o un café. Los encontramos también pululando como pez en el agua por las redes sociales, especialmente por la emergente Twitter.
Algunos, los que suben al estadio, esperan la mínima oportunidad para silbar al equipo en cuanto los defensas ejecutan mal un pase, al portero se le escapa un balón, o el delantero yerra una ocasión clamorosa. Otros, se ensañan con ganas desde el taburete del bar, porque nunca han sido socios o hace muchos años que dejaron de serlo.
Son los mismos que critican que el presidente fiche y también que no fiche, los que opinan que hay que dar más oportunidades a la cantera pero luego al primer fallo del joven lateral le echan en cara que todavía está muy verde para la categoría.
Aquellos que cuando el Real Valladolid no gana, se te acercan con una sonrisilla y te dicen «jugasteis de pena, así no subís ni de coña» y cuando gana sacan pecho y te dicen orgullosos «vamos bien, ¿eh?». Para ellos Javi Guerra nunca más volverá a meter 29 goles, así que debíamos haberlo vendido, aun por la tercera parte de su cláusula. Sin embargo, también creen que si lo hubiéramos vendido, nuestro objetivo realista debía ser la permanencia.
Muchos de ellos, en resumen, aguardan a la primera mala tarde del equipo para proclamar el seguro fracaso del proyecto, del entrenador y de algunos jóvenes chavales que solo tienen ilusión por triunfar en nuestro equipo.
Eso sí, tened por seguro que en junio se infiltrarán entre nosotros en la plaza mayor ataviados con las camisetas blanquivioletas que guardan para estas ocasiones, cuando celebremos juntos el ascenso, afirmando orgullosos que ellos siempre confiaron en el éxito. Así es la vida.
Soy consciente de que esta columna cabreará a muchos de los que me lean, pensando que escribo sobre ellos. Me consuela saber que muchos otros, los que siempre nos esforzamos por buscar el lado positivo de las cosas y mantener la esperanza y la ilusión por lograr el objetivo, por el contrario, serán hoy los que esbocen esa famosa sonrisilla al leerlo y ver reflejado en lo escrito a su amigo o a su colega, o a su compañero de trabajo: el agorero o el oportunista
EL RINCÓN DE ZORRILLA
Oportunistas y agoreros
15 de septiembre de 2011
FRAN ARRANZ | .-
Conviven con nosotros a diario. Están entre nosotros, son nuestros amigos, compañeros de trabajo, o simplemente coincidimos con ellos en el bar, cuando nos tomamos un pincho de tortilla o un café. Los encontramos también pululando como pez en el agua por las redes sociales, especialmente por la emergente Twitter.
Algunos, los que suben al estadio, esperan la mínima oportunidad para silbar al equipo en cuanto los defensas ejecutan mal un pase, al portero se le escapa un balón, o el delantero yerra una ocasión clamorosa. Otros, se ensañan con ganas desde el taburete del bar, porque nunca han sido socios o hace muchos años que dejaron de serlo.
Son los mismos que critican que el presidente fiche y también que no fiche, los que opinan que hay que dar más oportunidades a la cantera pero luego al primer fallo del joven lateral le echan en cara que todavía está muy verde para la categoría.
Aquellos que cuando el Real Valladolid no gana, se te acercan con una sonrisilla y te dicen «jugasteis de pena, así no subís ni de coña» y cuando gana sacan pecho y te dicen orgullosos «vamos bien, ¿eh?». Para ellos Javi Guerra nunca más volverá a meter 29 goles, así que debíamos haberlo vendido, aun por la tercera parte de su cláusula. Sin embargo, también creen que si lo hubiéramos vendido, nuestro objetivo realista debía ser la permanencia.
Muchos de ellos, en resumen, aguardan a la primera mala tarde del equipo para proclamar el seguro fracaso del proyecto, del entrenador y de algunos jóvenes chavales que solo tienen ilusión por triunfar en nuestro equipo.
Eso sí, tened por seguro que en junio se infiltrarán entre nosotros en la plaza mayor ataviados con las camisetas blanquivioletas que guardan para estas ocasiones, cuando celebremos juntos el ascenso, afirmando orgullosos que ellos siempre confiaron en el éxito. Así es la vida.
Soy consciente de que esta columna cabreará a muchos de los que me lean, pensando que escribo sobre ellos. Me consuela saber que muchos otros, los que siempre nos esforzamos por buscar el lado positivo de las cosas y mantener la esperanza y la ilusión por lograr el objetivo, por el contrario, serán hoy los que esbocen esa famosa sonrisilla al leerlo y ver reflejado en lo escrito a su amigo o a su colega, o a su compañero de trabajo: el agorero o el oportunista