Visto el resumen y los dos minutos de rueda de prensa las sensaciones que me transmite este equipo son traumáticas. Por parte de Salvachúa, una tremenda apatía, como que la cosa no fuera con él, un hombre resignado, simplón, soso, a más no poder. No habla apenas de fútbol, es simplemente decir "los tuvimos controlados en la primera parte, en la segunda del 3-3 pasamos al 4-2", y "las bajas me condicionan, la plantilla es la que hay". Es que parece que el Real Valladolid le tenga que dar gracias a Salvachúa, cuando para este entrenador poder dirigir a un filial en Segunda B después de dos años en otro filial en Tercera debería ser una oportunidad cojonuda para relanzar su carrera, que cuando "irrumpe" en el Guadalajara la verdad es que es, objetivamente hablando, prometedora.
Del Promesas se han ido Rubén Albés, Borja Jiménez y Rubén de la Barrera en estos tres años anteriores en Segunda B. Uno entrena en Segunda División, otro ha vuelto a su casa a entrenar a uno de los mejores filiales de Segunda B, y Jiménez hizo una temporada correctísima con el Izarra y ahora en el Rápido de Bouzas, recién ascendido y uno de los "más débiles" a priori, ha ganado sus dos partidos y ha dejado estupendas sensaciones.
Este entrenador, Carlos Pérez Salvachúa, da la sensación que quiere que le den todo hecho. "¿El mercado?, lo que diga el club", no señor mío, no, vale que en rueda de prensa no desveles tus cartas, pero este Promesas necesita como mínimo un centrocampista defensivo porque no lo hay, aunque Alvarado sea quien mejor ha asumido ese rol. Gente de calidad arriba no le falta, más bien le sobra, porque este iluminado está dejando fuera a los dos extremos más puros de la plantilla para atiborrar el equipo de delanteroscaídos a banda como si fuéramos el Barcelona con Messi, Eto'o, Henry o David Villa; y no me vale que Mayoral esté recuperándose de una lesión y Samanes sancionado hasta la jornada 4.
Un buen entrenador, ante las adversidades, las bajas, se inventa soluciones, no pone a 11 jugadores porque sí. Rubén Albés, aun con esta mierda de plantilla, ya habría encontrado un jugador que provisionalmente asumiera el rol de pivote defensivo para sacar el balón desde atrás en condiciones, equilibrar al equipo y tapar huecos atrás. Y lo que no me puedes decir es que un mal mediapunta y peor mediocentro como Miguel Marí va a ser el que asuma ese rol, porque es un futbolista que no aporta absolutamente nada en defensa, en comparación a Alvarado que al menos tiene algo de criterio sacando el balón.
Después, ves al equipo atrás, y en defensa son unas madres, se encajan goles absurdos y en muchos casos se deja que el rival entre como Pedro por su casa. Y claro, más van a serlo si en dos partidos has cambiado varias veces de defensa de 4 a defensa de 3, con un central y dos laterales, luego con laterales de central, con Cobo ocupando una teórica posición de carrilero en la que ni ataca ni defiende.
Mucho cambia esto... porque Albés, De la Barrera y Jiménez siempre tuvieron claro que el equipo había que construirlo desde la defensa. Salvachúa lo quiere construir desde los delanteros. Y así, con delanteros y sin centrocampistas ni defensa, mal vamos.