25 años de un presidente que dejó huella
Marcos Fernández lideró en los 90 la conversión a SAD, salvó la categoría en los despachos y de la mano de Cantatore clasificó al Real Valladolid para Europa


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Fue una referencia para un Real Valladolid en aviso de zozobra. Un hombre de negocios que respondió a la llamada para asumir el liderazgo del Club en una época de cambio, que demostró su valía para salvar en los despachos la categoría y que culminó con el rescate de una figura clave para el banquillo blanquivioleta que llevó a la entidad hasta Europa. Su prematura muerte, acelerada por la enfermedad que le apartó de la presidencia, dejó sin un recorrido aún mayor a una de esas figuras clave para entender la Historia del Pucela. Hoy, 9 de enero de 2023, se cumplen 25 años del fallecimiento del presidente Marcos Fernández Fernández.

El leonés, nacido el 4 de junio de 1937 en Villarejo de Órbigo, un municipio de varios miles de habitantes cerca de Astorga, dejó su impronta en la ciudad de Valladolid gracias a Parquesol. Es imposible desligar el barrio de su creador, y a la vez a ambos del Real Valladolid gracias a la ubicación del Nuevo Estadio José Zorrilla inaugurado en 1982. Marcos Fernández fue el 'padre' del actual barrio ya que su empresa retomó el plan urbanístico aprobado en los años 70 pero paralizado en 1979 para darlo el impulso definitivo bajo el nombre de 'Ciudad Parquesol' en la que estaba prevista la construcción de 12.500 viviendas en un Cerro de la Gallinera hasta entonces prácticamente vacío.

Es necesario este contexto para entender su llegada a la presidencia blanquivioleta. En la temporada 1991-92, y obligados por la Ley 10/1990 del Deporte, los clubes del fútbol profesional deben convertirse en Sociedades Anónimas Deportivas. Para ello, y ante el riesgo de desaparecer si no se cumplían los requisitos, el por entonces alcalde de la ciudad Tomás Rodríguez Bolaños pide la colaboración de empresarios vinculados a Valladolid. En torno a una veintena se interesaron y frente a ese grupo se pone Marcos Fernández, quien finalmente sería el principal accionista del Club para su conversión en SAD. El 8 de abril de 1992 el leonés asume las funciones de Presidente de la Junta Directiva y el 26 de junio el Real Valladolid se convierte en SAD, siendo además el primer club de fútbol en España en presentar la documentación completa.

Un 'ascenso' en los despachos
Esa primera muestra de buena gestión quedó empañada por la situación deportiva del equipo, que culminó ese curso 1991-92 con un descenso. Una circunstancia que se revirtió la temporada siguiente con un ascenso por la vía rápida en la 92-93 en un año que empezó con Boronat como entrenador, siguió con Saso y acabó con el argentino Felipe Mesones, quien logró dejar al equipo en segunda posición para volver a la élite.

El crecimiento del Club y el del barrio seguían su curso pero el fútbol fue bastante más convulso. Quedaban varios episodios destacables antes de consagrar la consolidación en la máxima categoría del Pucela en aquella segunda mitad de década de los 90 tan especial. Capítulos de sufrimiento y de nervios a flor de piel, como la permanencia en la promoción firmada en la 1993-94 tras superar al Toledo, en un año de nuevo con baile en el banquillo ya que empezó Mesones y acabó Pepe Moré. 

Sin duda fue la campaña1994-95 la que encierra la esencia de la gestión de Marcos Fernández, algo que incluso cambió el devenir de LaLiga. Aquel famoso 'ascenso' en los despachos dejó huella en varias ciudades y sirvió para salvar una bola de partido que quien sabe de qué forma habría alterado la Historia blanquivioleta.

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El Real Valladolid finalizó en penúltima posición aquel junio de 1995, tras 38 jornadas en las que se sumaron 8 victorias y 9 empates. Sin embargo, el equipo no descendió. Una de las acciones más recordadas del expresidente salvó a la entidad del descenso ya que el leonés, acompañado de un notario, en el último día de inscripción en la Primera División exigió la documentación a todos los clubes a quienes correspondían las plazas. Y comprobó que dos de ellos no cumplían en el plazo marcado los requisitos de la LFP en relación a los avales económicos, Celta de Vigo y Sevilla. Por tanto, correspondía el descenso de estos equipos y solicitó el ascenso de Real Valladolid -y, colateralmente, el Albacete- que sí contaba con los avales en regla.

De esa manera llegó uno de los líos más relevantes del fútbol español en las últimas décadas. En Sevilla y Vigo se produjeron manifestaciones en protesta por el descenso administrativo a Segunda División B. Y, con la ley en la mano, vallisoletanos y albaceteños tenían derecho a seguir en Primera. La LFP optó por ampliar la máxima categoría a 22 equipos, una circunstancia que se mantuvo durante dos temporadas. Y que sirvió a Marcos Fernández para reivindicar su papel en la presidencia blanquivioleta como una persona con determinación, capaz, legal, inteligente y resuelta.

Despedida en Europa
Ese carácter decidido sirvió al leonés para asumir las riendas en la temporada 1995-96 cuando peor iban las cosas. De nuevo, una muestra de buena visión en la toma de decisiones para enmendar un año deportivo que estaba encaminado a ser horrible.

En la jornada 23 el equipo era colista a ocho puntos del penúltimo. La distancia parecía abismal, muy difícil de salvar para un conjunto que sumaba 14 puntos (2 triunfos, 8 empates) de 69 posibles. El presidente opta por el despido de un Rafa Benítez que daba sus primeros pasos como entrenador de élite y viaja a Chile para reunirse con Vicente Cantatore, cuyo feliz recuerdo permanecía entre los aficionados. Allí convence al técnico para regresar y obrar la gesta blanquivioleta: el Pucela acaba decimosexto, cinco puntos por encima del descenso directo y tres por encima de los puestos de promoción. Se llegaba así a la temporada de desenlace.

Marcos Fernández Fernández preside su último partido al frente del Real Valladolid el 9 de febrero de 1997, en Oviedo. Aquel empate a uno mantenía a los de Cantatore en la séptima posición de Primera División, plaza que ocupó a final de temporada dando acceso a jugar la Copa de la UEFA. Una alegría que el leonés no pudo saborear porque enfermó gravemente de una leucemia que condujo a su muerte tal día como hoy en 1998.

Actualmente la plaza principal del barrio de Parquesol lleva su nombre desde 1998, existe una peña blanquivioleta en su recuerdo y sigue en funcionamiento la Residencia de Jugadores que se pergeñó bajo su mando y que quedó inaugurada en 1999. A pesar de su adiós su memoria sigue viva en el Club y en la ciudad.

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