El Pucela es de Primera El Real Valladolid se proclama campeón del Playoff de Ascenso 17/18 a LaLiga Santander y competirá la próxima temporada en la máxima categoría del fútbol español
El Real Valladolid vuelve a la Primera división. El Pucela es de Primera. Esta noche, después de empatar (1-1) con el C.D. Numancia de Soria en Zorrilla –resultado sumado al 0-3 cosechado en Los Pajaritos en la ida de esta final del playoff de ascenso 17/18), culminó su retorno a la máxima categoría del fútbol español. Cuatro temporadas después, vuelve al lugar que por ránking histórico le corresponde estar.
El final del partido y la posterior celebración en el césped y en la grada de Zorrilla fue la culminación de un largo trabajo de once meses que comenzó allá por el mes de julio del pasado año, con especial mención a los dos últimos, en los que la llegada de Sergio González al banquillo blanquivioleta insufló al Real Valladolid espíritu ganador, confianza, orden, equilibrio, solidez y puño de hierro contra los rivales. Su superioridad ante los rivales en este playoff no tiene otro antecedente en este formato histórico de la competición de plata.
Habría que remontarse a la permanencia de la temporada 94/95, con don Vicente Cantatore a los mandos, para encontrar una gesta del mismo calibre a la rubricada con este ascenso. En aquella ocasión, el técnico chileno transformó por completo un equipo que en enero era colista y estaba a 8 puntos del penúltimo clasificado hasta llevarlo a la permanencia en Primera y al éxtasis en la afición. Han tenido que pasar 22 años para conseguir una hazaña por la misma vía. El Real Valladolid de Mendilibar se paseó por la categoría para ascender en abril; el de Djukic fue un buen equipo de fútbol y candidato al ascenso desde la primera jornada, pero tuvo que sudar sangre, sudor y lágrimas para lograrlo en un playoff épico. El Pucela de Sergio González mutó para golpear sin piedad a los rivales y desbordar de alegría a una afición y una ciudad.
En la vuelta del playoff no pudo despedir la competición con una victoria, pero el resultado, evidentemente, era lo de menos siempre y cuando no se diera la hecatombe. El trabajo estaba hecho en Soria y el partido en Zorrilla sólo dio para que el Pucela sofocara cualquier intento de rebelión. En el tramo final, en ambiente de fiesta total en la grada, Manu del Moral consiguió adelantar al Numancia en el minuto 86, pero Mata –quién si no-, sobre la bocina, consiguió empatar el partido para bajar el telón de una temporada de ensueño para el Pucela.
Zorrilla se quedó pequeño Más de 24.500 espectadores vivieron la celebración del ascenso en el Estadio
Las colas habían sido interminables en los diferentes puntos de venta. Nadie quería perderse la oportunidad de vivir en primera persona el ascenso del Real Valladolid y Zorrilla se quedó pequeño. Daba la sensación de que, gracias al buen hacer de los futbolistas, se podrían llenar dos Estadios. Finalmente fueron 24.677 los afortunados que pudieron estar en el coliseo blanquivioleta. La afición no paró de animar en ningún momento desde las 17,00 horas, cuando abrió la fan zone. El recibimiento del equipo fue una vez más espectacular y los jugadores sintieron a los suyos también en el calentamiento, como ha sido habitual en la recta final de esta ya inolvidable temporada.
Zorrilla no dejó de animar en ningún momento. Ni de disfrutar, por supuesto. Aquello que parecía tan lejano ahora estaba al alcance de la mano y se trataba de, juntos, subir el último escalón hacia el cielo. Cuadra Fernández pitó coincidiendo con el gol de Mata y la euforia se adueñó de futbolistas y aficionados. Por fin estaba aquí el ansiado ascenso y tocaba celebrar a lo grande. Tras una vuelta de honor, los futbolistas se retiraron unos minutos al vestuario y después volvieron al césped nombrados uno a uno para llevarse el cariño del Estadio. Una foto de familia, cañones de luz, confeti, fuegos artificiales, abrazos, lágrimas, alegría. Todo quedará para el recuerdo. El Pucela quiso más y lo consiguió gracias a su gente.
Valladolid rinde tributo a sus héroes La ciudad se echa a la calle para agasajar a la plantilla que ha conseguido el ascenso a Primera
Una exaltación blanquivioleta. Valladolid se echó a la calle para agasajar a los héroes del ascenso a Primera y disfrutar de una gesta deportiva que cobra aún más valor si se tiene en cuenta la espectacular reacción del equipo en la recta final de la temporada. Se trata del octavo ascenso a la máxima categoría que puede celebrar la entidad de la Avenida del Mundial 82.
Tras la fiesta vivida en Zorrilla en la larga noche del sábado, los jugadores tuvieron una agenda cargada de actos. Por la mañana, los institucionales con las visitas a las sedes del Ayuntamiento y de la Diputación Provincial. Por la tarde, baño de masas.
A las 18,15 horas zarpó ‘La Leyenda del Pisuerga’ para remontar al río con dirección a la playa de Las Moreras y sentir el cariño de una afición entregada en los puentes y en las orillas. Después, tiempo para un recorrido por el centro de la ciudad en un autobús descapotado con dirección la acera de Recoletos, donde se vivió un emocionante fin de fiesta ante más de 30.000 almas blanquivioleta. Ahora ya es momento de empezar a trabajar con vistas a la próxima temporada, cuando el Real Valladolid estará donde tiene que estar.