Es una auténtica vergüenza que el capataz ilicitano, el tal Bordalás, que es un sinvergüenza, un jeta, marrullero e impresentable, salga riéndose de nosotros ante toda España, anoche en Cuatro (locución que han puesto hoy en la SER), y el presidente del Real Valladolid, áun más flácido y tibio de lo habitual, se cague encima y se calle.
No es cuestión de pataleos, sr. Suárez, es cuestión de defender lo suyo, o lo nuestro, si lo prefiere. Estoy seguro que una ADULTERACIÓN competitiva como la que sufrimos el domingo, no se la hacen al Sporting, al Zaragoza, al Osasuna, Deportivo... Y si se la hacen, ahora mismo, con el país futbolístico parado, hubieran puesto patas arriba el panorama informativo.
Antes me quedaba la duda de que Suárez se supiera mover en las entretelas del fútbol institucional, y aún tuviera un mínimo de peso en algunos ámbitos, pero después de lo sucedido el domingo, estoy convencido de que estamos institucionalmente HUÉRFANOS.
Tengo claro la continuidad de Suárez, un Suárez al que he notado más apático, flácido, que lo habitual, un tipo jóven aún, con poco más de 43 años, que se debería comer el mundo y poner los cojones encima de la mesa más a menudo.
Pues siga así, Suárez, siga así, que la tibieza, se paga. La paga usted, y la pagamos todos.