Alberto López Moreno

Ya podéis hablar lo que queráis de este futbolista

ALBERTO LÓPEZ MORENO, UN 9 PODEROSO







Vamos a dedicar un post al que fuera durante 10 temporadas delantero centro del Real Valladolid el madrileño ALBERTO López. Ejemplo de trabajo, sacrificio sobre el terreno del juego y amor a unos colores, los del Real Valladolid.


ALBERTO López Moreno (Madrid 25/2/67) jugaba en el Moscardó de la tercera división madrileña cuando fue ojeado y fichado por el Real Valladolid, que precisamente encontraba en la cantera de los equipos de la capital de España buenos y jóvenes valores como había acontecido con Gabi Moya que recaló en el club procedente del Alcalá solo un año antes.


Como quiera que Cantatore tenía la vanguardia cubierta para esa campaña 87-88 ALBERTO fue cedido al Real Burgos que acababa de ascender a 2ª División esa misma temporada. ALBERTO ayudó con sus goles a que el equipo de la ciudad del Cid salvase la categoría, en especial con un partidazo que se marcó anotando 2 goles ante el Granada en Los Carmenes. Esa buena actuación en el cuadro burgalés le valió a ALBERTO que Cantatore le incluyese en la primera plantilla vallisoletana para la magnífica temporada 88-89 que estaba a punto de iniciarse.


Sin embargo, al principio las cosas no fueron sencillas para el bueno de ALBERTO, puesto que la llegada al equipo del yugoslavo Janko Jankovic más la presencia de Manolo Peña y Fonseca le hacían partir inicialmente como el cuarto delantero del equipo pucelano. Su trabajo se encargaría de hacer cambiar las cosas para pasar a ser una de las piezas fundamentales del equipo. El debut de ALBERTO como blanquivioleta se produjo en la 11ª jornada del Campeonato, un 20 de Noviembre de 1988, cuando saltó al campo de la Condomina murciana sustituyendo a Quique Moreno. Ese día el Valladolid cayó por 2 a 1. Su primer gol iba a llegar sólo unos días más tarde cuando el Athletic de Bilbao de Kendall visitó Zorrilla y cayó derrotado por un Valladolid que muy al final del partido logró abrir el cerrojo vasco, precisamente con gol de ALBERTO. Inolvidable aquel su primer gol, y no menos reseñable su actuación solo una semana después en el Pizjuán sevillano donde el Valladolid le marcó 4 goles al mejor portero del mundo por aquel entonces el ruso Dassaev que no daba crédito a lo que se le venía encima. 2 de esos 4 goles llevaron la firma del madrileño ALBERTO.
Buen balance personal para ALBERTO esa temporada, la de su debut, puesto que marcó 7 goles en liga y 3 en Copa. El equipo quedó en sexta posición y fue finalista en el torneo del K.O. cayendo ante el Real Madrid por un solitario gol. En esa final, Cantatore en una desafortunada decisión no alineó a ALBERTO lo que supuso una enorme decepción no sólo para el madrileño, sino para buena parte de la afición que no entendió esa postura del chileno de prescindir del delantero que más en forma estaba de aquel equipo. Me consta que es la espina que más clavada lleva dentro ALBERTO de toda su carrera deportiva.

Las cosas con la llegada de Skoblar se torcieron para ALBERTO y la 89-90 no fue buena para él. El nuevo técnico contaba más con Jankovic, Peña y Moya para la vanguardia que con el madrileño, que tuvo más oportunidades con la destitución del balcánico y la llegada al banquillo de Moré. Esa campaña, en la que el equipo pasó muchísimos apuros para salvar la categoría los goles de ALBERTO se redujeron a 1 en la Copa y a los 2 tantos que logro en el Rasunda Stadium de Estocolmo que le dieron al Real Valladolid el paso a los ¼ de final de la Recopa de Europa.
Las temporadas 90-91 y 91-92 fueron las de Maturana al frente del Valladolid y en las que ALBERTO entraba desde el banquillo más ocasiones que las que hubiera deseado la afición que pedía la incorporación del madrileño insistentemente durante los encuentros. 4 goles en liga y en 2 en Copa en aquellos 2 años. Especialmente recordado su gol al Madrid en Zorrilla en aquel grandísimo triunfo ( 2 a 1) de un equipo que no supo evitar el descenso de categoría al término de aquella campaña.




Disparando ante Chilavert, meta del Zaragoza. Era 1989.



En la 92-93 con el equipo en 2ª se vio lo mejor de ALBERTO. Se convirtió en el indiscutible delantero centro del Valladolid y solo las lesiones le impidieron anotar más goles. No obstante sus 15 goles sirvieron para que el equipo ascendiera. Una lástima que por un proceso gripal se perdiera el partido decisivo del ascenso en Palamós. De ese año uno recordará siempre sus 2 goles al Palamós en el Nuevo Zorrilla que tuvimos que intuir porqué no les vimos (la niebla era intensísima) y su lesión en un tobillo el día del Marbella en casa cuando se jugó la pierna para anotar el gol de un tiunfo decisivo. En la Copa marcó ese año 5 goles, uno de ellos en el último minuto en el Plantío, con el Burgos en 1ª que eliminó a los burgaleses del torneo en la posterior tanda de penaltis.

Con el equipo nuevamente en 1ª, iba a llegar la temporada (93-94) más goleadora de ALBERTO en el Real Valladolid. Hizo 13 goles en liga más 2 en Copa. Sus mejores recuerdos sin duda aquellos 2 tantos que hizo en el Bernabéu al Madrid en aquella espectacular victoria del Valladolid de Mesones (1 a 3). Todos sus goles aquel año fueron decisivos para que el equipo alcanzase la salvación. Recuerdo uno espectacular al Logroñés en Zorrilla donde recibiendo un pase de Chuchi Macón arrancó desde el medio del campo regateó a 2 defensores riojanos y le clavo por la escudra a Lopetegui un golazo tremendo; y otro más al Tenerife donde el Pucela ganó 0 a 2 en el Insular del Las Palmas al tener el cuadro chicharrero el Heliodoro sancionado. En la promoción contra el Toledo no marcó ALBERTO, pero su aportación fue muy importante en aquellos encuentros.




Regateando a Prosinechi, del Madrid, en una histórica tarde de Septiembre del 93. El Valladolid ganó en el Bernabeu.



Otra imagen, batiendo a Buyo, de aquel magnífico triunfo en Madrid.


En la 94-95 con Esparrago inicialmente en el banquillo ALBERTO iba a poner punto y final a su primera etapa en el Real Valladolid marcando 6 goles en liga que no valieron para evitar el descenso, pero que a él particularmente si que le sirvieron para que el Racing de Santander se fijase en su juego y acertará de lleno con su fichaje. En estas 3 últimas temporadas de ALBERTO en el club se convirtió en máximo goleador del equipo en cada una de las campañas.

En tierras cantabras, ALBERTO además de dejar un gratísimo recuerdo anotó en 3 temporadas 18 goles que a buen seguro ayudaron al equipo verdiblanco a conservar la categoría.


Cumplida su etapa en el Racing, ALBERTO volvió al Real Valladolid con el comienzo de la temporada 98-99. Sus tres últimas temporadas fueron aceptables puesto que jugó un buen número de partidos y anotó 10 goles en Liga y 3 en Copa. Hubo de competir por el puesto con gente de la valía de Peternac, Victor, Luis García...
Como goles suyos recordados en esta última etapa, aquel que consiguió ante el Celta que salvo el puesto de Kresic en el banquillo pucelano.

Su último partido con la blanquivioleta lo jugó ALBERTO el 10 de Junio de 2001 cuando jugando contra el Barcelona en Zorrilla sustituyó a Kaviedes. Acabó su carrera futbolística jugando en el Palencia club con el que ascendió a 2ª B. Su último tanto como pucelano lo marcó en Vitoria ante el Alavés en partido donde el Valladolid cayó por 4 a 2 .(8 de Abril de 2001)

Sus números como blanquivioleta y como jugador de club le hacen estar entre los más grandes de la historia de nuestro equipo. ALBERTO “El Tanque” o “Tomba” como era conocido entre los aficionados jugó un total de 295 partidos oficiales con el Real Valladolid ( 256 de liga, 226 en Primera y 30 en Segunda; 34 de Copa del Rey, 3 de la Recopa de Europa y 2 de Promoción). En todos esos partidos marcó 73 goles, 57 en Liga, 40 en primera división, 15 en segunda; 16 en Copa y 2 en la Recopa de Europa).

En liga sus goles anotados fueron se reparten así: 4 al Sevilla y al Racing; 3 al Valencia, al Valencia, al Español, al Real Madrid, al Tenerife y al Barcelona B; 2 al Celta, al Mallorca, al Osasuna, Al Logroñés, a la Real Sociedad, al Sporting, al Salamanca, al Alavés, al Palamós, al Mérida y al Figueras; y 1 al Ath. Bilbao, al Oviedo, al Málaga, al Zaragoza, al Villarreal, al Betis, al Marbella, al Ath. Bilbao B y al Castilla.

En Copa se los marcó al Cartagena (3), Ibiza( 2), Ath. Bilbao (2), Cádiz (1), Málaga (1), Albacete (1) , Burgos (1), Murcia (1), Sporting (1), Badajoz (1 ), Español (1) y Orense(1 ).

Y en la Recopa los 2 goles reseñados al Djugaardens sueco.

Sólo fue expulsado de un terreno de juego en 2 ocasiones y las 2 veces injustamente. La 1ª fue en un Valladolid-Racing en 2ª División partido en el que el equipo pucelano se quedó con 8 hombres y aún así ganó el partido. Antoñana Moraza, el mismo que en un partido anterior había dejado sin sanción la salvaje entrada de un jugador del Marbella a ALBERTO, y que le dejó 2 meses lesionado, acabó expulsando al madrileño en una trifulca final que se organizó en aquel partido contra los cántabros.
La otra expulsión la llevo acabó Medina Cantalejo en un Valladolid-Celta. Echo a ALBERTO por 2 amarillas la segunda por tirarse, cuando la falta sobre el pucelano fue meridiana.




Formando parte del 11 pucelano de la 89-90 en el Nou Camp. Posa junto a Lozano, Moreno, Camimero, Alberto, Gonzalo, Ramón; Moya, Lemos, Minguela, Patri y Jankovic.


ALBERTO fue un ejemplo de profesionalidad y de pundonor defendiendo los colores blanquivioletas. Los que le conocen, hablan bien de él como futbolista y lo que es más importante como persona. Su recuerdo en la afición del Real Valladolid es imborrable. Jugadores como él se cuentan con los dedos de la mano en los últimos lustros en las plantillas del equipo blanquivioleta.

Actualmente, dado que terminó su carrera de Medicina ejerce de médico de las categorías inferiores del club blanquivioleta. Además aprovecha para seguir demostrando sus habilidades futbolísticas jugando con el equipo de veteranos del Real Valladolid.

Gracias ALBERTO por todo lo bueno, que fue mucho, que diste al Real Valladolid.

HABILIDOSO, ALBERTO , HABILIDOSO¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ Un crack de jugador y delantero, q pena q solo jugabamos con un punta y el pobre se tenia q buscar todas ocasiones .

kolvjose escribió:

q pena q solo jugabamos con un punta y el pobre se tenia q buscar todas ocasiones .

Parece que los tiempos no cambian.

Que bueno lo de habilidoso, una de las canciones más coreadas en Zorrilla, las veces que le hemos llamado madero y las veces que le hemos aplaudido a rabiar. Un buén tipo pese a ...

Y esos defensas que salían volando al chocarse con él ,porque todo hay que decirlo,siempre tuvo mas físico de jugador de rugby que de futbolista.

Añadir, ya que lo habéis dicho casi todo, que una de las cosas que más destacaban los defensas contrarios era su velocidad, que sin ser excesiva, sí que era llamativa en un jugador de esa envergadura.

La última vez que lo vi casi a mi lado (pasó a mi lado) fue cuando en esta temporada ocurrió la desgracia en el fondo Norte, cuando un aficionado de nuestro equipo (como lo somos nosotros) murió en el campo de un infarto, y Alberto fue a socorrerlo sin poder hacer nada.
Como jugador lo recuerdo vagamente, sobre todo los primeros años, pero me gustaba bastante. Gran jugador, y por lo que me comentan amigos míos que lo conocen, mejor persona.
Un 10 para el "habilidoso".

Para mi generación todo un idolo del Real Valladolid, Alberto López Moreno es y sera el 9 mejor recordado que vistio la camiseta del Real Valladolid, y que lo dió todo por ella. Grande el Morrosco

Seguro que han existido jugadores con mejores números que él, pero para mi siempre seguirá siendo uno de los jugadores más admirados y queridos de la historia reciente del Pucela. Todo un ejemplo en cuanto a trabajo y pundonor en el terreno de juego, y mejor persona fuera de él.
byv11, nuevamente vuelves a demostrar que eres un crack. Muchas gracias

“Los futbolistas de hoy se retirarán sin las secuelas que tuvimos nosotros”
El goleador que se hizo médico

Cada vez que cojea a causa del dolor de tobillo, el doctor Alberto López (Madrid, 1967), aquel ‘9’ del Real Valladolid de Fernando Hierro y Eusebio, se acuerda de la patada que recibió en Aranjuez cuando militaba en el Moscardó. Era 1987, tenía 20 años, estaba matriculado en la facultad de Medicina y a punto de hacer las maletas para convertirse en futbolista profesional en la capital castellanoleonesa. El mismo empecinamiento que le mantuvo aquel día en el campo con un esguince fue el que le impulsó para compaginar con éxito una carrera en la élite del fútbol y una licenciatura en Medicina. De hecho, al año de jubilarse de los terrenos de juego (2003) ingresó en los servicios médicos del club albivioleta, departamento del que fue jefe durante cuatro años y que todavía hoy coordina. “Los futbolistas de ahora ignoran la suerte que tienen. Cuando se retiren, apenas sufrirán secuelas del machaque al que se han sometido compitiendo. Pocas cosas han evolucionado tanto como la medicina deportiva”, describe López, uno de los pocos profesionales que ha estado en ambos lados, diagnosticando una lesión sobre el césped y sufriéndola.

A él, en su etapa como jugador, lo operaron de los dos tobillos y las dos rodillas, y padece las consecuencias, con molestias frecuentes. En 1989 le extrajeron un menisco, una pieza entonces considerada inútil. Hoy, dice, ningún cirujano haría alegremente tal cosa. “Sería un meniscocidio”, describe, una maniobra perjudicial para el futuro de la articulación. López, autor del libro Primeros auxilios en el deporte, con prólogo del afamado traumatólogo Pedro Guillén, explica que no solo han mejorado de manera notoria las cirugías y la ciencia traumatológica, sino también las posibilidades del diagnóstico precoz con un simple ecógrafo y las de recuperación gracias a la fisioterapia y a profesionales que controlan al milímetro temas antes marginales como la nutrición.

El doctor López puede presumir de haber comprobado en carne propia que la euforia de marcar un gol puede mitigar la fatiga, como también sabe, ataviado ya con la bata blanca, que “el aspecto psicológico, tan difícilmente cuantificable, puede hacer más vulnerable a un jugador, más proclive a las lesiones”. Un estado de ánimo bajo amplía el riesgo. “No existen las lesiones sino los lesionados. De las circunstancias personales pueden depender la gravedad de la dolencia y los plazos de recuperación”, comenta.
Su experiencia como futbolista le ayuda a manejarse mejor en el vestuario y servir de enlace con el cuerpo técnico y los jugadores. Sabe, por ejemplo, que si un futbolista con 200 entrenamientos a la espalda ha salido a celebrar un cumpleaños y ha regresado tarde y tras tomarse un par de cervezas —el alcohol es uno de los peores tóxicos para los músculos, cuenta— o ha dormido mal, es mejor recetarle trabajo de recuperación específico, y él mismo se lo trasmite al míster .

Un estudio suyo hace unos años detectó que las lesiones estadísticamente más habituales del fútbol profesional eran los esguinces y los daños musculares. Ahora, gracias al desarrollo de nuevas formas de entrenamiento, son también las más evitables y están en remisión. Pone otro ejemplo: la pubalgia, un dolor latoso en el pubis o la ingle. Su incidencia es hoy mucho menor porque se descubrió que una de las causas de su aparición eran los céspedes artificiales donde se entrenaba y, buscando erradicarla, “todos los futbolistas ejercitan al menos dos veces por semana abdominales y cintura pélvica”. Surgen todos los días nuevas técnicas para el fortalecimiento muscular y las integran de inmediato. López hace suya una máxima que toma prestada del doctor Guillén: quien día a día no mejora deja de ser bueno.

“Es el propio fútbol el que ha cambiado, ahora es más rápido porque prima el balón, por eso hay una evolución de las lesiones que encontramos pero también de los cuerpos de los jugadores: antes tenían la musculatura de las piernas más ancha , ahora son más longilíneas; hemos pasado de las pretemporadas de carrera continua, presentes desde los años 80 a los 2000, a que los juegos de posesión pasen a ser la prioridad”, explica López, que añade: “Ahora todos necesitan ser veloces, ya no existen los especialistas: el extremo habilidoso y el lateral leñero para detenerlo”. También los campos son más seguros. López rememora los barrizales en los que ha jugado con una mezcla de nostalgia y envidia por los que trotan hoy en lo que describe como “tapetes perfectos con briznas de césped cortadas homogéneamente a entre 20 y 30 milímetros”.

Meter goles y estudiar medicina
Su vida siempre transcurrió muy deprisa, sin tiempo para nada. Desde que comenzara los estudios se levantaba a las seis de la mañana para desplazarse desde su barrio madrileño, Moratalaz, hasta la Universidad Complutense; y, de ahí, a sus obligaciones con el Moscardó, su club de formación, cuyos entrenamientos no le permitían llegar de vuelta a casa nunca antes de las 23 horas. “Los sábados me tumbaba toda la tarde con un libro en el sofá y me sentía como un coche conectado para recargar la batería. Luego el domingo, partido”. Con veinte años ficha por el Real Valladolid y traslada su expediente a la facultad pucelana; es delantero internacional con la selección española sub-21 y le permiten organizar su calendario académico en concordancia con su actividad profesional.

“Cuando era futbolista nunca me analicé como médico, nunca le di demasiadas vueltas a si quien me diagnosticó cuando me lesionaba se habría equivocado y podría tener afectado tal tendón o nervio. Solo pensaba en fútbol, mis conocimientos médicos los empleaba para esforzarme en acortar plazos de recuperación”. López arguye que, como jugador, soportó más dolor de lo recomendable y siguió corriendo demasiadas veces, fue más al límite; dice que ese pundonor y ese tesón eran su principal virtud en una cancha. Y que esa misma clase de autodisciplina fue la que le sirvió para aprobar la carrera de Medicina a la vez.

Durante los cuatro años en que fue jefe de los servicios médicos del real Valladolid se aplicó con parecida dedicación, infatigable: “Estaba al cargo de 200 chicos más un equipo internacional; tras un partido del promesas en Burgos me tocaba conducir hasta Pamplona para el encuentro del primer equipo. Si los canteranos terminaban un 23 de junio, el 7 de julio estaba inmerso ya en la pretemporada del equipo profesional”. Lo dejó el año del ascenso a LaLiga Santander en manos del doctor Lomo, actual jefe médico a quien ahora ayuda con la coordinación de trámites, pruebas y reconocimientos. Sin embargo, y pese a que llevaba tiempo sin poder compartir unas vacaciones con su hija, el cambio no la hizo más feliz. “Estuvo una semana sin hablarme como recriminación. Ella es muy del Real Valladolid. ¡Y qué voy a decirle yo, para mí el Valladolid es mi vida!”.

https://elpais.com/deportes/2019/06/05/es_laliga/1559734040_882563.html?id_externo_rsoc=TW_CM