Pasión Violeta
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Carlos Lázaro

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Muy buena temporada la de este chico en el hércules,yo le habría traido para sustituir a sastre,pero bueno el club sabrà

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A pesar de no contar para su entrenador al principio se pudo ganar el puesto a base de juego.

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A pesar de no contar para su entrenador al principio se pudo ganar el puesto a base de juego.

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http://www.vavel.com/es/futbol/liga-adelante/cd-mirandes/655857-carlos-lazaro.html

Carlos Lázaro, en la lista de transferibles
05-06-2016 23:00
Llegó con dos temporadas de contrato y en cambio solo ha disputado 513 minutos en Liga Adelante. Un caso extraño de Carlos Terrazas, ya que sus condiciones evidenciaban que su adaptación al peculiar sistema de juego rojillo este año no sería nada fácil.

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Pues Lázaro en vez de Borja no estaría nada mal, la verdad. Claro, que el presidente dirá que quién es Lázaro y que qué ha hecho y lo dirá en la presentación de un tuercebotas cuyo único mérito será haber sido internacional en inferiores, como lo fue Lázaro. En fin, lo típico.

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La nueva vida de Carlos Lázaro
El que fuese futbolista del Real Valladolid, Huesca y Alavés, entre otros, colgó las botas en enero de 2018 obligado por una lesión en su rodilla derecha. Desde hace cinco meses es el concejal de Deportes de Olmedo
El olmedano llegó al Pucela en infantiles y debutó en Primera en enero de 2010. Luego pasó por Huesca, Alavés, Hércules, Mirandés y Lleida


Carlos Lázaro llegó a los Anexos con 12 años. En categoría infantil. Tras destacar en las escuelas de su pueblo y después de haber jugado dos años, como alevín, en Íscar, le llamó Félix Toral, por entonces técnico de categorías inferiores, para el Infantil B. «De mi época son Quique González, también Asenjo o Jesús Rueda», recuerda sobre algunos de los futbolistas que se mantienen en la elite de su etapa en las categorías inferiores del Real Valladolid.

Con el club blanquivioleta fue quemando etapas hasta que en la temporada 2007-08, con 17 años, ascendió y jugó algunos partidos con el Promesas (entrenado por Alfredo Merino). Aún en edad juvenil hizo la pretemporada con el primer equipo, bajo la batuta de Mendilibar, en Mierlo (Holanda) en 2008 y fue internacional con la selección española sub 18 y sub 19 (en una generación con, entre otros, Mario Gaspar, Nacho, Illarramendi, Joselu o Iago Falqué), quedándose a las puertas de jugar el Campeonato de Europa de esa categoría sub 19.

Esa temporada fue titular indiscutible con Paco de la Fuente y Onésimo en el filial; y en la siguiente, la 2009-10, le llegaría su debut en Primera. Fue en El Sardinero el 17 de enero de 2010, con empate a uno al final. Salió en un centro del campo con Borja y Medunjanin, con Jonathan Sesma y Diego Costa por delante; y Pedro López, Baraja, Luis Prieto, César Arzo y Alberto Marcos, con Justo Villar, por detrás. «Mi meta era llegar a Primera», reconocía esa día tras su debut. Jugó los 90 minutos y eso le permitió mantenerse en el once la siguiente jornada, ante todo un Barcelona. Él lo veía complicado pero Mendilibar siguió apostando por el vallisoletano. En el José Zorrilla se midió de tú a tú con Xavi e Iniesta, con Messi, Henry e Ibrahimovic... los blanquivioleta perdieron pero las sensaciones con el de Olmedo fueron muy buenas. De la jornada 18 a la 26 jugó ocho encuentros -todos menos uno-.

El último le enfrentó al Real Madrid de Casillas, Sergio Ramos, Cristiano Ronaldo e Higuaín.
Fue su último partido en Primera. Dos semanas después tuvo que ser operado de una rotura en el menisco externo de su rodilla derecha.
Ahí comenzó su calvario con las lesiones. Más tarde volvió a quirófano por derrames de líquido sinovial.

La 2011-12 la pasó en blanco. Y la siguiente fue cedido al Huesca, donde permaneció dos temporadas antes de rescindir con el Pucela e irse al Alavés -el pasado sábado estuvo en Mendizorroza viendo al Pucela-. Luego militaría en el Hércules, el Mirandés y el Lleida.
Ve fútbol. Todo el que puede. «Ahora cuando veo un partido y lo pienso: parece lejos, pero solo ha pasado un año y algo», sentencia.
Esta temporada ya ha estado en dos encuentros en el José Zorrilla y no descarta que su futuro pueda estar ligado al balompié -tiene el nivel 1 y 2 de entrenador-: «Del fútbol me gusta la táctica, las entrañas... ¿Quién sabe en un futuro?».

Y ahora qué hago? Siempre me ha encantado el deporte y ahora ya no me levantaré para ir a entrenar». Carlos Lázaro echa la vista atrás y recuerda a la perfección el momento de ‘colgar las botas’, de dejar una vida vinculada y unida al fútbol por una lesión. No ha pasado mucho. No llega a los dos años desde que en enero de 2018 su rodilla derecha dijo basta. Y hoy, el que fuese centrocampista del Real Valladolid, Huesca y Alavés, entre otros equipos, habla de ello tranquilo, sin haber pasado por luz y taquígrafo, sin haber hecho oficial esa retirada -«fue duro y complicado; la gente me veía por el pueblo y me preguntaba qué hacía aquí», añade-, desde su nueva ocupación como concejal de Deportes de Olmedo: «Quería ayudar al pueblo, quería devolver todo el apoyo que me dio durante esos años... no soy político ni seguía mucho la política, pero me lo tomo como una forma de ayudar a mi pueblo, en este caso junto a Alfonso y de la mano del PP».

Carlos Lázaro es hoy un olmedano más, aunque su rutina diaria es muy diferente a la que vivía hasta ese enero de 2018. «Todo empezó en verano de 2017 cuando hago la visita anual al doctor Cugat. Iba todos los años a que me hiciesen una valoración de la rodilla y ese verano me comentó que empezase a pensar en la posibilidad de que me tuviese que dedicar a otra cosa que no fuese el fútbol», arranca. El exfutbolista llevaba desde 2010 con problemas en la rodilla derecha. Ese año debutó en Primera con el Pucela y también tuvo que pasar por el quirófano en dos ocasiones para reparar el menisco externo: «Se me inflamaba mucho, por eso esa segunda operación. Y en 2011 tuve que parar». Pasó por la consulta de Guillén y acabó en Cugat, dos de las eminencias españolas en traumatología. Con el segundo comenzó a ver algo de luz gracias a un tratamiento conservador y factores de crecimiento; y a una tercera operación a principios de la temporada 2011-2012.

Ese 2017 todo comenzó a torcerse. El cartílago empezaba a estar desgastado. Aun así estaba aún para jugar y firmó dos temporadas con el Lleida. «Empecé a jugar, aguantaba bien el dolor aunque en cada impacto lo notaba. El día a día era llevadero pero mi cabeza ya no estaba al cien por cien en el fútbol», reconoce. El cambio de superficie, con césped artificial en Segunda B, tampoco ayudó. Ni el club, que en enero le dijo que no quería contar más con él. «Les dije que había que llegar a un acuerdo porque tenía un año y medio más de contrato, pero antes de que negociasen conmigo me entero, a través de la AFE y de la RFEF, que me han dado la baja sin mi consentimiento ni mi firma», apunta sobre el incidente que, por supuesto, denunció.

Justo entonces volvió a lastimarse en su maltrecha rodilla: «El dolor era diferente y me dijeron que tenía roto el menisco interno. Me querían operar sin saber mis antecedentes». Por eso, antes de volver a pasar por quirófano buscó más opiniones... pasó un mes... y la Mutua le trasladó el expediente a casa.
«Me dijeron que no hay solución tras varias consultas y la Mutua pasó mi expediente al Tribunal Médico. Este año me han dado la incapacidad», concreta sobre lo vivido. «Quería seguir, tuve ofertas, pero no podía aprovecharme porque no estaba para jugar al fútbol», se sincera.
Por entonces, Carlos Lázaro ya era consciente de que su rodilla había llegado a su final, sin apenas cartílago, con una mayor degradación entre tibia y fémur... «Había cosas que antes podía hacer que ya no podía, tardaba más en recuperarme entre partido y partido. Y cuando estás pensando en qué no hacer en el campo para que no te duela, no disfrutas».

No hay fecha exacta de ese adiós oficial. Enero... febrero de 2018... aunque el momento de abrir los ojos fue el verano anterior. «Lo pasé mal, sobre todo los meses siguientes, que ya sabes que no vas a jugar más al fútbol», vuelve a echar la vista atrás: «¿Y ahora qué hago?». Se apoyó en su familia, en su novia. Se refugió en su pueblo, Olmedo (nació en Medina, pero es olmedano de pura cepa). «Cuando estás fuera del fútbol te das cuenta de dónde has estado. Es una vida ficticia, entre comillas. Lo tienes todo al momento... y cuando lo dejas ves los problemas de la gente, de tus amigos, ves el mundo real», afirma hablando de lo que fue y de lo que llega después, un paso que él dio obligado y mucho antes de lo que lo suelen hacer los deportistas, a los 27 años.
Olmedo siempre ha estado a su lado. Desde que debutó en Primera y jugó ante Barcelona o Real Madrid. Y, por eso, pensó en devolverle lo que le había dado: «Le comenté a Alfonso Centeno la posibilidad de ayudar de alguna manera y surgió esta opción. Me lo propuso y yo encantado». En junio tomó cargo de su puesto de concejal de Deportes: «Es algo enriquecedor. Cada vez que ves a alguien contento por algo realizado es gratificador».

Su jornada es ahora diferente a la de hace unos años. Pasa muchas horas por las mañanas con el técnico de Deportes, Carlos Heras, en el polideportivo. En él se está apoyando estos primeros meses de mucho aprendizaje. Preparan las actividades para mayores (yoga, pilates, gimnasia...), las escuelas deportivas (de baloncesto, ajedrez, gimnasia rítmica, pequedeporte...) «Queremos que la gente haga cada vez más deporte», argumenta sobre su trabajo en esta localidad de casi 4.000 habitantes.
«La experiencia de mi época de futbolista, de conocer a tanta gente en ambientes diferentes, la traslado ahora a mi terreno. La Concejalía tiene cosas buenas y otras no tan buenas, pero el deporte me ayuda a relacionarme con la gente», argumenta sobre esa nueva relación con la política.

Además de concejal, Carlos Lázaro trabaja como entrenador personal y masajista en JVMed, en Valladolid; y estudia para Técnico Superior en Enseñanza y Animación Sociodeportiva: «Cuando lo dejé no quería parar y empecé a aumentar conocimientos». ¿El deporte? «Sigo haciendo, lo que puedo... Es importante para la mente».

https://www.eldiadevalladolid.com/Noticia/Z553A57E4-DE28-63F2-D22E0C1362259ADA/201911/La-nueva-vida-de-Carlos-Lazaro

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Tenía maneras de gran jugador, qué pena las lesiones.

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Lázaro: “Tengo la espinita de no haberme despedido en mi estadio”
Dejó el fútbol por culpa de su rodilla con apenas 27 años y ahora ha reconducido su vida siendo concejal en Olmedo y representante de jugadores como David Torres.


Carlos Lázaro (Olmedo 1990) fue jugador del Real Valladolid desde 2008 en el Promesas y a partir de 2009 en el primer equipo y hasta 2012, tiempo en el que vivió por ejemplo el ascenso con Djukic. A sus 32 años mira con cierta nostalgia aquella época y asume su temprana retirada del fútbol hace ya cinco años, en 2018 con apenas 27.

Carlos Lázaro colgó las botas por culpa de su rodilla que le impidió disfrutar de una carrera más larga y que convirtió sus último años en una etapa complicada. Tras dejar el balón, recondujo su vida y se enfocó en trabajar para su pueblo desde el ayuntamiento de Olmedo, asumiendo la concejalía de deportes de la mano del PP: “Dejar el fútbol no es un proceso fácil porque dejas de hacer lo que has hecho toda tu vida y casi de un día para otro. Tomas la decisión y al día siguiente no te levantas y vas a entrenar o estar con tus compañeros en un vestuario como has hecho los últimos 15 años. No es fácil volver a la vida real, ya que en el mundo del fútbol vives en una burbuja que a veces no es lo real para la mayor parte de la población. Se pasa un tiempo complicado a nivel mental porque tienes que aceptar que ya no vas a jugar al fútbol y tienes que seguir con tu vida con 27 años. Das un paso al lado y comienzas a formarte para afrontar nuevos retos en la vida”.

Para un futbolista es complicado volver al anonimato: “Yo soy de Olmedo y llegué a Valladolid con todo lo que eso conlleva. Aunque al principio no te conocen, con el paso del tiempo te vas haciendo un hueco en el mundo del fútbol y con trabajo tuve la suerte de ser profesional”.
Su conocimiento del deporte le llevó hasta su misión actual de servicio a su pueblo desde este sector: “Representamos al pueblo y por ello te pueden considerar político, pero yo estoy al servicio del pueblo y de mis vecinos, trabajo por y para ellos, para tener un mejor servicio y que estén atendidos, cuando necesiten algo, poderlo gestionar; en el caso de Olmedo tenemos unas instalaciones deportivas que da gusto y nos lo dice quien nos visita, que son una maravilla. Estamos reformando y mejorando instalaciones al aire libre”.

Su etapa como blanquivioleta no es tan lejana en el tiempo y por ello los recuerdos son frescos: “El recuerdo del fútbol está presente en mi vida siempre, de echo ahora también trabajo con el que fue mi representante en aquel entonces, Iñaki Hurtado, en su agencia de representación por lo que sigo ligado al fútbol. No se pueden olvidar todos esos años de trabajo y esfuerzo, de sacrificio y de perderte muchas cosas de tu infancia y juventud. Son cosas que hora puedes contar desde que llegué a la residencia de jugadores de Parquesol. Es un buen recuerdo y hasta el debut todo fue muy bien, pero en el fútbol profesional todo fue degenerando por la lesión en la rodilla. El recuerdo de la etapa en el Valladolid es grato, porque conoces mucha gente, el trato fue increíble. El debut no se olvida, imagínate un chaval de 19 años saliendo al campo en Santander, en El Sardinero a las órdenes de Mendilibar y en Primera”.

Hablando de Mendilibar que está de plena actualidad, Carlos Lázaro recuerda que era “muy cercano, yo le recuerdo tal y como le vemos ahora, no ha cambiado nada y por eso ha conseguido lo que ha conseguido. Sigue con sus señas de identidad aunque lógicamente habrá tenido que adaptar cosas de su manera de trabajar, pero la esencia de Mendilibar siempre dejará un recuerdo imborrable en Valladolid”.
Siendo vallisoletano de Olmedo y habiendo vestido esa camiseta, Carlos Lázaro es blanquivioleta de corazón, algo que no se puede borrar: “100%, sigo siendo abonado y también por tema laboral para atender a los jugadores que llevamos como en este caso a David Torres o a jugadores de la cantera como Maroto, ahora cedido en el Atlético, Iglesias, Modesto... estamos trabajando para asesorarles en lo que es la dureza de este mundo”.

Siguiendo tan de cerca al equipo y con tantos vínculos, es interesante el punto de vista de Carlos Lázaro de como va la temporada: “Los inicios no son fáciles y más cuando vienes de un descenso, vienen jugadores nuevos... jugadores que ya estaban... es verdad que queremos los resultados rápido y a veces cuesta arrancar y así se ha visto; la Segunda División es muy dura y lo estamos viendo y los equipos grandes siempre pasan estos baches y esperemos que el Valladolid ya lo haya pasado y que ahora siga teniendo buenos resultados y sobre todo que la afición esté orgullosa porque todos confiamos que el Real Valladolid estará arriba”.

Con el calvario que tuvo con la lesión interminable, es complicado saber si Carlos Lázaro sufría más en el campo pudiendo ayudar a su equipo o ahora que lo ve desde la grada: “Cuando estaba en el equipo y no jugaba sufría, pero ahora que estoy en la grada, también. Soy joven con 32 años y piensas que aún podría estar ahí abajo y todavía hueles la hierba y que podrías estar ayudando a los compañeros. No es un tópico, siempre se sufre más desde fuera que en el campo”.

Esa lesión que le retiró y apartó del fútbol le ha permitido descubrir otras disciplinas que mitigan la necesidad de quemar energías: “¿Fútbol? alguna vez echo una ‘pachanga’ con los amigos pero muy suave y luego estoy tres días tieso (risas), todo lo que sea deporte de impacto no hago. Sí hago fortalecimiento muscular para tener la rodilla bien y también mucha bici de montaña a la que me aficioné hace tres años y es algo que me llena, que me exige y permite que la rodilla no me de molestias; hay que hacer algo de deporte siempre”.

En aquellos años coincidió con muchos futbolistas que han dejado huella y Carlos Lázaro hace memoria: “Siempre me acuerdo en mi etapa pre profesional de jugadores como Álvaro Rubio, Borja, Alberto Marcos, Víctor y toda esa generación de jugadores en los que yo me fijaba cuando subía desde el filial, y no sólo por su historial, sino por lo que en el día a día te transmitían, también Javi Baraja con el que compartí debut en Santander y sigo teniendo relación con él. Ahora me los encuentro por Los Anexos y da gusto seguir en contacto con ellos. El fútbol pasa, pero las relaciones se mantienen”.

El club que conoció Lázaro es muy distinto al que es hoy, han pasado 10 años desde que se fue y la llegada de Ronaldo ha modificado muchas cuestiones: “Ha cambiado mucho y sobre todo ha crecido muchísimo y es algo que intentamos transmitir a los jugadores que representamos, que valoren todo lo que tienen en estos momentos. Cuando sales de un club como el Valladolid te das cuenta de la realidad del fútbol y te das cuenta de lo que tenías y ya es tarde. Les hacemos ver que hace 10 años todos esos servicios que tienen hoy, todas esas facilidades a nivel médico, físico, instalaciones, tecnología... antes no existía y es difícil porque ellos no han conocido lo anterior, pero el que se da cuenta de ello y lo aprovecha, tiene muchas posibilidades de llegar porque eso lo tiene como base”.

Hay muchos recuerdos buenos, como el debut, la Primera División, Mendilibar, los compañeros.... pero también los hay malos, como su experiencia en Lleida, club en el que se retiró y al que tuvo que denunciar por impagos: “Ese año no fue fácil porque yo sabía que mi etapa estaba llegando a su fin y así lo decían los informes médicos. En ese club se juntó todo. Por suerte en el Lleida ya no está la gente de entonces, gente que hacía las cosas mal y jugadores que veníamos del fútbol profesional no lo podíamos permitir y es este caso yo tuve que denunciar al club por incumplimiento de lo que estaba pactado, de pagos, de contrato... llegamos a juicio y el juez me dio la razón, y llegamos a un acuerdo”.

Carlos Lázaro lamenta que la despedida no fuera buena y le hubiera gustado que hubiera sido en el Valladolid: “Me hubiera gustado hacer una pequeña retirada en mi club de siempre, en el Valladolid, pero es verdad que fue un momento difícil que no sabía como gestionar y en ese momento tampoco sabía con quien hablar del club. No quise mezclar lo personal y sólo quería dejarlo y empezar con otra vida, pero siempre tendré esa espinita de que me hubiese gustado despedirme y a lo mejor fue una cosa mía el no haber contactado con el club y haber dicho ‘oye mira, voy a dejar el fútbol y me gustaría hacer una pequeña rueda de prensa en mi estadio para despedirme’... ahora es tarde para hacerlo. Me hubiera gustado despedirme y agradecer a toda la gente que me ayudó y me dio la oportunidad en el Real Valladolid. La vida sigue y ahora soy feliz con mi mujer... acabamos de tener un niño”.

https://as.com/futbol/carlos-lazaro-tengo-la-espinita-de-no-haberme-despedido-en-mi-estadio-n/

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