Yo creo que hemos perdido todos un poco la perspectiva, anti-mendis, pro-mendis y neutrales.
Mendilibar ha tenido su responsablidad, es cierto. Pero hay que poner las cosas en su coyuntura. A lo que me niego es a unir el último cuarto de la temporada pasada con ésta; han sido casos muy distintos y en contextos muy diferentes.
Todos hablamos desde el desconocimiento que supone no estar en el Club, pero si vas cribando las informaciones de distintos medios y algunas cosas más, pueden irse deduciendo cosas. Voy a dar mi punto de vista más o menos cronológicamente.
En junio, cuando acaba la temporada, Mendilibar tiene un año más de contrato. La prensa le pregunta por el seguro traspaso de Asenjo y el más que probable de Pedro León y sus consecuencias en la futura plantilla. Mendilibar responde que no le preocupa, que sabe en qué club trabaja y que es consciente de que "vamos a vender por seis y a comprar por dos".
Olabe inicia el "plan renove". Carta de libertad a Víctor (supongo que con la aquiescencia de Mendilibar -grave error-), a García Calvo (razonable teniendo en cuenta el estado físico y siempre que trajeran algo mejor) y a Óscar Sánchez (razonable y celebrada baja, siempre que trajeran a un lateral medio decente), entre otros.
Y comienzan a llegar fichajes a "coste cero". Del Atlético, se pasa de tener medio hechos a Domínguez y a Camacho a quedarnos con Diego Costa y una borrosa operación que aún no sabemos si está resuelta. La deuda del Villarreal por el traspaso de Llorente se resuelve con los traspasos de Arzo y de Marquitos en una operación bochornosa: si salen buenos se los llevan por lo mismo que nos debe y si salen malos se quedan a vivir con nosotros. ¿Fichajes consensuados? Si lo dice Olabe, pues será verdad. Lo que intuyo es que Mendilibar pidió reforzar puestos concretos y si viene Font, como si viene Fant, que dice albsolrev. Mendilibar pidió a Barkero, pero costaba un kilo, que fue en lo que se valoró a Marquitos. También había pedido a Ricardo, del Tenerife, antes de que renovara por su club, pero Olabe tenía otros planes.
El entrenador no es el que arma el equipo, aunque contribuya a ello, en mayor o en menor medida. El director deportivo sí es el que arma el equipo, pero no es el que ficha. El primero, Pelé, es fácil de intuir, no en vano Olabe es un "experto" en el fútbol portugués. Los otros dos costaron 5 kilos y medio y son suplentes de Diego Costa o Canobbio. Si no los fichó Olabe, la responsablidad es suya, porque armar el equipo es una tarea exclusivamente suya. Y si los ficho, también, claro. 5 kilos en dos suplentes para la delantera y la peor defensa de la liga a coste cero. Sin más lateral izquierdo que Marcos y con cuatro centrales, uno por uno, de Segunda División.
Empieza la temporada y tenemos una plantilla totalmente descompensada. A mi juicio, jugadores clave para Mendilibar, como Pedro, Prieto, Marcos o Sesma empiezan fatal. Y los nuevos, salvo Costa, no se enteran. Salvo Arzo, que va entrando en el equipo, el entrenador no confía en ninguno. Olabe se mosquea y se defiende y tira puyas al entrenador: "el equipo tiene calidad, hay que sabérsela encontrar". Primeros problemas en el vestuario y amago de dimisión de Mendilibar tras el 3-0 del Ono Estadi. Suárez le convence para que siga, pero con su tibieza habitual es incapaz de decir una palabra más alta que otra y de poner en su sitio a las estrellitas de Olabe.
La vida continúa, todo el mundo empieza a ponerse nervioso y Suárez y Olabe con sus paños calientes. ¿Tenía Mendilibar el apoyo suficiente como para tomar medidas drásticas contra el grupo de jugadores cuyos trapos sucios han saliendo? Yo lo dudo mucho. Para Suárez y Olabe era mucho más cómodo mirar hacia otro lado que afrontar la situación, lo que conllevaría asumir los errores en la confección de una plantilla con trece fichajes, de los que sólo uno era capaz de marcar diferencias.
A todo esto, ¿dónde está el galgo?
Finalmente la cuerda se rompe por el lado más débil, echan a Mendilibar para traer a Onésmo y "jugar al toque". Onésimo creía conocer los problemas del equipo y la solución. Suárez y Olabe estaban convencidos de sacar adelante la situación. Para rematar la jugada, al fichaje de Keko (¿le debemos algo al Atlético?) se unen los de Sereno (jugador para cuatro meses al más puro estilo "Pablo Casar") y Del Horno (la excepción a la pésima gestión de Olabe esta temporada). ¿No habíamos quedado en que la plantilla estaba capacitada y no iba a venir nadie "para seis meses"? Entre tanto brindis, con los foros de opinión (herramienta de comunicación que representa a un colectivo muy específico de aficionados) volcados a favor , pero con aplastante mayoría en contra en la encuesta de El Norte (que representa a otro colectivo muy distinto), hace las maletas el único entrenador desde Cantatore capaz de dotar al equipo de un estilo y de unas señas de identidad propias. Resultadismo puro y duro, venda en los ojos, palos de ciego y demagogia institucional para caer en la mediocridad que ya sufrimos más de una década.
Etapa Onésimo. ¿Y? Pues más de lo mismo, previsible y tímida reacción de la plantilla, pero lo mismo en las ruedas prensa: "nos ha faltado intensidad", "somos un equipo light", "nos falta raza", "nos falta carácter"...
¿En qué guerra estás, sinsangre?
Y ahora, como dice Medellín, el Circo en la Avenida del Mundial 82. El presidente de la Federación de Peñas no podía quedarse fuera de la función: su minuto de gloria en el Marca para soltar un "si ya lo sabía yo" y la primera iniciativa de la temporada, que consiste -nada menos- que en dar la espalda al equipo cuando, aun herido de muerte, "todavía respira", Onésimo dixit.
Cada uno repartirá responsabilidades con el tanto porcentual que crea oportuno. Unos dirán que con otro entrenador las cosas hubieran sido distintas y habríamos jugado la European League, que había que haberlo destituido antes, que es un cobarde, una mala persona y demás... otros diremos que los errores de Mendilibar no superan el diez por ciento de los condicionantes que han desembocado en este esperpento. Entre tanto, el principal responsable apelando a las nóminas de los trabajadores y salvando el culo cargando contra el único que su pragmatismo de permite, todo ello con pantalón corto y chanclas entre olor a reflex, rexona y devorolor. El año que viene más. Y olvidaos del tejadillo de los Anexos, que vienen mal dadas.