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rugby championship 2012

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10/05/2012

Por Mario Ornat

El hombre de las cien victorias

La portentosa exhibición de los All Blacks en La Plata (el sonoro 15-54 a Argentina) permitió avispar algunas cimas del juego de los negros, a los que todo el mundo hemos mirado en estas últimas semanas del Rugby Championship con una ceja levantada: un gesto que mezclaba el reconocimiento implícito de su superioridad y algunos matices que venían a expresar que su juego aún tenía que rebasar unos cuantos niveles más hasta conquistarnos. Son los mejores, de eso puede que no quepan dudas; ahora, ¿dónde estaba su mejor versión? Bueno, fue la de La Plata. El partido ha provocado ya una reacción muy al uso en este mundo del info-tainment en el que vivimos. Entiéndase: la información como entretenimiento. La generación de debates, vengan o no al caso. En el que nos ocupa, la pregunta habitual en el deporte: ¿Son estos All Blacks el mejor equipo de la historia? Esta semana ya hemos leído posicionamientos a ese respecto. Sinceramente, uno carece de la perspectiva necesaria para un juicio tan amplio, exhaustivo y profundo. Las estadísticas probablemente subrayan una evidente grandeza, pero en los números a menudo quedan extraviados muchos matices, aspectos incomparables cuando se habla de épocas diferentes. Por ahora, quedémonos con que los All Blacks han ganado en un suspiro este primer Rugby Championship, que van a por su 16ª victoria consecutiva y a por un cierre con pleno de triunfos: en Soweto, en el Soccer City Stadium sudafricano, buscan el seis de seis. Contra los Springboks, que también alcanzaron un cénit con su excelente encuentro frente a Australia la semana pasada.

Los All Blacks son el único equipo con cierta regularidad de victorias en territorio Springbok, un lugar resistente a las conquistas ajenas. El partido promete ser un enfrentamiento superlativo, entre los dos mejores equipos del mundo en este momento (y en muchos momentos) y con una referencia de subida, de mejora y progresión en sus últimas apariciones. Sudáfrica ha vivido su semana más unánime desde hace meses, con la aparición de Johan Goosen en el número 10 como argumento de consenso. Los Springboks jugaron de forma magnífica contra Australia. Pero no sólo por la influencia de Goosen en su estilo, sino porque hicieron un sinfín de cosas muy bien en aspectos muy diversos y en zonas bien distintas del campo: el partido de Louw y Bekker, ahí delante, uno en el juego abierto y otro en fases estáticas y defensivas, fue verdaderamente monumental. Y hubo más destacados. Ya hablamos de todo eso. Otra cosa es pensar que el equipo de Heyneke Meyer va a abrazar ahora la exuberancia con la pelota como modelo; y, más aún, frente a los All Blacks. Hay un dato de ese partido contra Australia que puede resultar definitorio: los Springboks placaron 185 veces. El récord absoluto de su historia. Se dice pronto. Si en el partido en Dunedin contra los All Blacks nos pareció que jugaron duro y tuvieron la victoria a los pies de sus pateadores, considérese que ese día no alcanzaron a hacer ni la mitad de los placajes del sábado último. Leyendo entre líneas: los Bokke defendieron como energúmenos y, cuando tuvieron la pelota (ahí sí hubo diferencia) la usaron con mucha más velocidad y con el criterio redoblado de dos jugadores pensando en crear a más ritmo: Pienaar en el puesto de medio de melé y por supuesto Goosen desde el 10.

Así que lo de este sábado va a ser una conflagración de primer orden. Como va a ser mucho mejor verlo que tratar de imaginarlo aquí, nos referiremos sólo a una evidencia estadística que subraya la figura de un jugador que traspasará los tiempos: el incomensurable Richie McCaw. Si los All Blacks ganan hoy, His Richieness alcanzará las cien victorias en partidos test match. Un logro inédito que expande la impresión de que estamos ante uno de los flankers más grandes de todos los tiempos: los historiadores lo enmarcan en un cuadro de honor que va de Michael Jones (NZ), al que casi todo el mundo considera el mejor sin discusiones, a Jean Pierre Rives o Jean Prat (FRA); de Ian Kirkpatrick (NZ) a Fergus Slattery (IRL) o George Smith (AUS); o Wavell Wakefield (ING) o François Pienaar (SA) o Peter Winterbottom (ING). Una vez más, las apreciaciones absolutas van demasiado lejos como para alcanzarlas con nuestra memoria, siempre parcial por gustos personales y por incapacidad temporal, pero desde luego uno ha visto pocos jugadores con la capacidad de McCaw para ejercer el papel de un tercera abierto, su altísimo ratio de trabajo, la determinación de lucha y de victoria, la interpretación del juego, la lucidez mezclada con la fiereza y, por encima de cualquier cosa, la consistencia, la perdurabilidad. Cuesta encontrarle a McCaw un mal partido. Semejante fiabilidad de rendimiento, sostenida a través de muchos años de presencia en la élite del rugby, y en un entorno de excelencia como el que suponen los All Blacks, con su extensísima y dominante historia en el planeta oval, obliga a hablar de un grande de todos los tiempos.

Mejor que nadie puede perfilar su estatura uno de sus descubridores, el gran Sean Fitzpatrick, que lo dirigió en el equipo sub-21 de Nueva Zelanda y vio en él desde el principio a una estrella en ciernes: "En los All Blacks tenemos una regla, según la cual siempre debes considerarte no el dueño de la camiseta, sino un 'aspirante' a ella, el número 2 en la línea. Nadie es el dueño de ninguna camiseta, es algo que te tienes ganar otra vez, de cero, cada vez que los All Blacks juegan. En tu cabeza, siempre has de ser el que reta al dueño. Richie McCaw ha sido la encarnación de ese espíritu. Su consistencia es absolutamente sobresaliente. ¿Alguien le recuerda un mal partido? En el fondo, para completar una carrera de All Black como la de McCaw, te tienes que enfrentar a cada partido con la energía y la pasión del joven que eras el día que ganaste tu primer entorchado internacional. Tienes que jugar con el mismo hambre. Con la misma determinación de demostrar, cada vez que saltas al campo, que eres el mejor. Lograr y mantener esa intensidad, ese deseo durante una década es algo verdaderamente excepcional. Con Richie sabíamos desde el principio que sería una estrella. La única duda era si podría mantenerse en la forma precisa y más o menos a salvo de lesiones para asumir durante tantos años el desgaste y la dureza que soporta un flanker abierto. La exigencia física es enorme, no hay ni un solo día tranquilo en la oficina. Por eso, su longevidad es extraordinaria".

Richie McCaw ha anunciado que se tomará un año sabático cuando finalicen los tests de noviembre en el hemisferio norte. Mientras tanto, ahí sigue. Parece que haya sido el flanker de Nueva Zelanda toda nuestra vida. O durante unas cuantas vidas.

Sudáfrica: 15 Zane Kirchner, 14 Bryan Habana, 13 Jaco Taute, 12 Jean de Villiers (c), 11 Francois Hougaard, 10 Johan Goosen, 9 Ruan Pienaar, 8 Duane Vermeulen, 7 Willem Alberts, 6 Francois Louw, 5 Andries Bekker, 4 Eben Etzebeth, 3 Jannie du Plessis, 2 Adriaan Strauss, 1 Tendai Mtawarira.

Banquillo: 16 Tiaan Liebenberg, 17 Coenie Oosthuizen, 18 Flip van der Merwe, 19 Marcell Coetzee, 20 Elton Jantjies, 21 Juan de Jongh, 22 Pat Lambie.

Nueva Zelanda: 15 Israel Dagg, 14 Cory Jane, 13 Conrad Smith, 12 Ma'a Nonu, 11 Hosea Gear, 10 Daniel Carter, 9 Aaron Smith, 8 Kieran Read, 7 Richie McCaw (c), 6 Liam Messam, 5 Sam Whitelock, 4 Brodie Retallick, 3 Owen Franks, 2 Andrew Hore, 1 Tony Woodcock.

Banquillo: 16 Keven Mealamu, 17 Ben Franks, 18 Luke Romano, 19 Adam Thomson, 20 Piri Weepu, 21 Aaron Cruden, 22 Tamati Ellison.


(contiene video)

http://blogs.as.com/mam_quiero_ser_pilier/2012/10/el-hombre-de-las-cien-victorias.html

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10/09/2012

Por Mario Ornat

Un epílogo y 15 nombres

La última jornada del Rugby Championship no pudo evitar una cierta sensación de epílogo. Los All Blacks ya habían ganado el torneo y extendido una impresión de superioridad ahora mismo incontestable. A su variedad en el ataque y el contraataque le han añadido en estos últimos tiempos solidez defensiva, un número 8 tremendo en el juego abierto como Kieran Read y la velocidad/calidad de pensamiento, decisión y ejecución de Aaron Smith como medio de melé: para un equipo con semejantes excelencias para desarrollar soluciones ofensivas, Smith supone un gatillo tremendo, porque el equipo gana mucha limpieza, rapidez y una técnica de pase cristalina. El balón de Aaron Smith es ya una ventaja en sí mismo. Que el siguiente en la cadena de mando se llame Dan Carter eleva las posibilidades de que el movimiento colectivo contenga una sustancia a la que los demás, ahora, no pueden acceder. Y eso si Aaron Smith, un medio de melé ligero y amenazante, no decide llevar la bandera él mismo: si se abre una grieta en los bordes del agrupamiento, se cuela como un disparo; si el boquete ocurre más allá, en el territorio de los centros, y alguien gana la línea de ventaja, al otro siempre aparece Smith para seguir la jugada. A menudo, para acabarla.

En el último día, Australia recogió las piezas de un equipo destrozado por las lesiones y la confusión conceptual en el juego, a tiempo para salvar el triunfo (19-25) en Rosario, ante unos Pumas a los que el torneo se les ha hecho largo. Su resto físico en los últimos duelos se vio notablemente rebajado, así que ya no hemos visto al equipo de agresividad natural y presión defensiva irrespirable que comprometió a todos sus contrarios en el primer tramo del Rugby Championship. El encuentro no fue una belleza, precisamente, aunque tenía el peso de los dramas: el deseo Puma por el primer triunfo, la necesidad australiana de reagruparse moralmente (y, puede ser, salvar el puesto de Robbie Deans). Leo por algún lado que la humedad, 93% en Rosario, jugó su papel: la primera parte se llenó de golpes de castigo, así que Mike Harris, el zaguero de los Reds, convirtió cinco patadas, lo que contribuyó a subrayar su nombre y el valor de orgullo por el equipo inyectado por los nuevos. Juan Martín Hernández opuso tres anotaciones con su pie a las del australiano y ese fue el marcador. Conforme avanzó la tarde, las infracciones derivaron en errores y el partido nunca acabó de tomar un ritmo placentero a la vista. Eso sí, hubo una escapada tremenda del tercera Michael Hooper, que cruzó el campo como un galgo. Y Digby Ioane anotó un ensayo partiendo la defensa argentina en un movimiento estratégico a la salida de una melé. Imhoff (¿por qué no ha jugado más?) logró el ensayo más impensado para un ala: cruzó la línea empujando un maul primero detenido a cinco metros por los australianos y luego relanzado hasta la marca. El doctor Rodrigo Roncero se fue para siempre del rugby en el 73', envuelto en una ovación gigante del estadio rosarino. Lo hizo sin excesos gestuales, apenas un saludo a medias, agradecido con la gente, como procede en un pilar.

En Soweto, Sudáfrica vivió una tarde contradictoria. Otra vez le quitó la pelota a los All Blacks en el primer tiempo y limitó al máximo las posibilidades ofensivas de los negros. Goosen erró sus dos primeras patadas, pero Habana (después de un pase adelantado de Jean de Villiers que Roland no apreció) añadió otra muesca a su nómina de ensayos en el torneo. El 14 sudafricano igue siendo rápido y mortal. En ese primer tramo del partido, una estadística reveló la dimensión del control de los Springboks: tuvieron la pelota el 77% del tiempo y obligaron a los All Blacks a hacer 25 placajes en el primer cuarto del encuentro; los sudafricanos sólo necesitaron dos. Pero el equipo de Steve Hansen volvió a hacerlo: en lo que uno abre y cierra los ojos, con un mínimo disponible de balón, los All Blacks fabricaron dos ensayos. Whitelock primero, al final de una gran carrera (de las varias que hizo) de Hosea Gear; y Aaron Smith después, otra vez siguiendo una escapada del ala. Para completar la batida, Nonu terminó en la primera jugada del segundo tiempo otra combinación mortal de los All Blacks, en una de esas jugadas de reinicio para estudiar en vídeo: Retalick ganó arriba el botepronto de Carter y Smith recicló de un lado al contrario, donde esperaba la línea desplegada y un par de terceras empotrados para la carga de la caballería. Dagg creó la ruptura ventajosa, Read corrió la banda como un animal, otra vez más, y apuró el offload hasta el contacto con el último defensa, para dársela a Nonu. Luego, ya desatados y sin respuesta, el gran Conrad Smith acabaría otra línea fantástica de los All Blacks, jugada a una velocidad y con una limpieza de ejecución de vídeojuego. El 16-32 final no permitió dudas acerca de la superioridad negra en el torneo y en todos lo escenarios. Richie McCaw ganó su partido número 100, los kiwis sumaron el 16º triunfo consecutivo en partidos oficiales, el sexto sin fallo de este Championship, y quedan a uno del récord de Lituania (!!!). Lo tienen fijado para el 20 de octubre, cuando disputarán el tercer y último cruce con Australia, el que quedó pendiente de la Bledisloe Cup (cuya serie, claro, ya aseguraron en el Championship).

El primer torneo de las cuatro naciones, como lo hemos llamado comúnmente, acaba dejándonos impresiones relativas. Para ser un enfrentamiento entre las grandes potencias del planeta, con el interesante añadido de Argentina, ha resultado un torneo de desarrollo excesivamente lineal. Será necesario un reequilibrio de Sudáfrica y Australia (los Boks parecen más cerca de conseguirlo) para enfrentar la demoledora superioridad de unos All Blacks que han construido con Hansen aún más convicciones de las que tejieron en el periodo al mando de Graham Henry. En noviembre estarán en Europa e iremos a verlos de cerca hasta Edimburgo, un lugar donde las tardes sombrías de otoño parecen otra cosa en las callejas medievales de la ciudad antigua. Ross Ford, el primera escocés, acaba de declarar que los del Cardo sí pueden vencer a los All Blacks... Es verdad que en una de las últimas visitas, uno vio a Escocia vencer a los australianos después de casi 30 años; pero si ocurre lo que ha dicho Ford, me comprometo a subirme al pináculo del monumento a Sir Walter Scott por su cara norte y sin ayuda de oxígeno.

Mientras tanto, para jugar a la diversión de las listas, que gustan mucho y permiten la liberación de criterios personales, dejo mis 15 nombres del torneo. Si alguien lo quiere llamar el quince ideal, allá él. Sólo fueron lo que más me gustó o lo que más me llamó la atención. Y, como cualquier otra cosa que uno mira o enjuicia, puede que al subrayar a estos jugadores pase por alto a otros que tuvieron tanto o más valor que los que yo pondero aquí o a los que no supe apreciar. Nada nuevo. Ninguna mirada ve exactamente los mismos matices que otra. Si no, a todos nos gustaría lo mismo y todo sería muy aburrido. Es más enriquecedor el desacuerdo que el acuerdo. Siempre, desde luego, que por el medio tercie el respeto. Como decía Escohotado en la canción de Calamaro: "Eso del respeto se lleva poco ahora".

15 Israel Dagg: tremendo en todos los aspectos. Bajo la pelota alta, en las coberturas, al ataque y al contraataque. Ahora mismo, una potencia ofensiva incontenible para los All Blacks, al punto de que muchas veces, como ya dijimos antes, parece jugar al mismo tiempo de zaguero y en las dos alas. Curioso que su partido más callado fue el de más expansivo rugby de los All Blacks, en Argentina. Zane Kirchner nunca me llenó, ni defensiva ni ofensivamente; González Amorosino tuvo arrancadas incendiarias pero no la debida consistencia; Australia fue una noria.

14 Bryan Habana: su velocidad aún constituye un granero de puntos muy apreciable para Sudáfrica. El mejor finalizador del torneo, absolutamente vigente como demostró su cuenta de ensayos: siete en total, con un triple en la victoria sobre Australia. Tuvo un arranque de torneo bastante silencioso, dada la poca anchura del juego bidimensional de los Springboks, pero su progresiva entrada en acción afiló a los Springboks.

13 Conrad Smith: entró al tercer partido, después de recuperarse de un par de operaciones por desprendimiento de retina en un ojo. Si se permite la broma, no ha perdido ni un ápice de su visión del juego. Hizo olvidar casi de inmediato el predominio físico de Sonny Bill Williams al sustituir la potencia muscular por la inteligencia, con resultados tanto o más convincentes. Snakey, el sobrenombre que le dan sus compañeros por su modo de filtrarse sibilinamente en las defensas, redondeó su torneo con un ensayo el último día. Basta ver la celebración entusiasmada de sus compañeros para intuir su predicamento en el equipo. Creo que sólo Marcelo Bosch puede competir con él, y no sin justicia, por el mejor en el outside centre. El Chelo fue de lo mejor atrás de los Pumas, con el ala Camacho. Frans Steyn, una debilidad personal, se lesionó a medio camino del torneo: me gustaron varios apuntes de Taute, un joven poderoso en los contactos defensivos. Adam Ashley Cooper, otro jugador por el que siempre apuesto, cayó arrasado por la cuenta de lesiones australiana.

12 Ma'a Nonu: soberbio en cada partido, ver a Nonu ha sido un placer. En los centros ha habido cosas muy notables en varios equipos, como ya se ha dicho... Pero, bajo la previsible fuerza bruta de Nonu, en un puesto de tal exigencia física, ha crecido la huella de su inteligencia táctica y su condición de anotador de puntos. Le hemos visto, como a Smith, correr a menudo por fuera, al final de la línea, para permitir las entradas de los alas por pasillos interiores; y hacer de dummy runner, yendo a por pases falsos y bloqueando rivales en la defensa (una jugada cada vez más común en ataque); y terminar ensayos o dejarlos hechos, en sus rupturas. Modestamente creo que uno de los mejores del torneo para los All Blacks. De Villiers, el capitán sudafricano en los últimos partidos, podría competir con él, pero en las seis victorias de los All Blacks hay muchos momentos, detalles, debidos a Nonu. Santi Fernández y Pat McCabe quedaron un escalón por debajo.

11 Cory Jane: el ala izquierdo puede que haya sido la posición más floja en casi todos los equipos... En Nueva Zelanda se la repartieron Hosea Gear, inédito en marcas, y Julian Savea, que acabó más jugadas pero dejó una impresión muy mejorable. En Australia, Digby Ioane (personalmente, el preferido) pareció entrar enchufado, pero se fue diluyendo en la mediocridad general de los australianos: posó dos marcas. En Argentina, Horacio Agulla llamó menos la atención que su relevo ocasional, Juan Imhoff, que nos hizo preguntarnos por qué no lo pone más Phelan. Y en Sudáfrica, Mvovo empezó de titular y luego desapareció, y Hougaard no mejoró gran cosa la impresión general. Así que nos quedaremos con Cory Jane, que jugó al otro lado pero anotó cinco ensayos. Un competidor estupendo que entró despacio en el torneo pero acabó dejando su nombre en un buen número de jugadas de los All Blacks.

10 Dan Carter: Steve Hansen, el entrenador de los All Blacks, dijo que el partido de Carter el sábado había sido "el mejor que nunca jugó contra Sudáfrica". De Carter uno aprecia lo que siempre se exige a los más grandes: que bajo el escrutinio implacable al que obliga su categoría, siempre parecen elevarse un punto más para volver a convencernos de que es el mejor. Ver a Carter es una delicia. Posee, además, la naturalidad, la sencillez y la prestancia de los escogidos.

9 Aaron Smith: desde que Smith ha llegado a los All Blacks, los neozelandeses sospechan que no van a necesitar envidiar más a los nueves del resto de equipos, y más concretamente al australiano Genia. Instaurado en los tests de junio, suplente sólo una vez en este torneo por una falta menor de disciplina, Smith ha metido tres ensayos y disparado con su agudeza y técnica la velocidad de juego de los All Blacks. Fue aprendiz de peluquero y ahora ejerce de gobernador del extrovertido rugby kiwi. El argentino Landajo, por su parte, me ha encantado: uno de esos medio melés siempre admirables que no le temen a nada, que avistan cada debilidad defensiva del contrario para explotar y que deciden como un resorte. Y eso que Nico Vergallo no lo había hecho nada, pero nada mal. Pero Landajo lo mejoró. Ruaan Pienaar mejoró su impresión general al ritmo de Sudáfrica, pero el cómputo general es bajo. Genia dejó huérfana a Australia a mitad de torneo y Phipps sólo en la victoria final con Argentina pareció siquiera la posibilidad de un relevo.

8 Kieran Read: por sorpresa, desempeño e impacto en muchas jugadas, me ha parecido ver en Kieran Read al mejor jugador de todo el torneo. La verdad, ha estado inmenso. Si a un ocho le pedimos que haga cosas decisivas y que se levante de la melé para desequilibrar los ataques de su equipo, Read lo ha logrado de sobra. Su forma de correr con la pelota, algunos de sus offloads, varios amagos para fijar defensas, la ligereza con la que mueve los pies en el uno contra uno y sus poderosas carreras han alumbrado a un jugador con un estilo visualmente fascinante al que, sencillamente, no esperábamos en ese nivel. Fernández-Lobbe ejerció el cargo en Argentina con la eficiencia habitual, es un ocho soberbio; Australia dudó entre el mercurial Higginbotham (que parece más cómodo en el papel sacrificado de gregario que en el de líder) y Radike Samo, que no le volvió la cara a las peores situaciones de los aussies. Vermeulen fue de menos a más en el torneo. Seguimos sin convencernos de si no debería jugar ahí Willem Alberts, que me parece que hizo el viaje inverso a su compañero. Pero tal vez el ojo clínico de Meyer acabe por resultar mucho más optimista, incluso avispado, que el nuestro.

7 Richie McCaw: un maestro sublime y canalla. Habrá pocos jugadores que conciten más filias y fobias en el mundo del rugby que McCaw, pero uno tiene la impresión de que (aun aceptando algunas de las acusaciones que se le hacen con respecto a su comportamiento en los rucks, lo que por otro lado no deja de formar parte del oficio) hace falta pasar muchas cosas por alto para no encontrarle al flanker de los All Blacks una grandeza de época. Si el sábado pudiéramos armar un partido entre amigos y elegir para nuestro equipo a cualquier jugador del mundo, echándolo a pies, desde luego yo al primero que me llevaría para mi lado sería a McCaw. Aunque sólo fuera para no tener que enfrentarme con él ni encontrármelo en cada jugada. Michael Hooper, en Australia, dejó apuntes para tener en cuenta, aunque no tanto como para pasar por alto el peso que tuvo la baja de Pocock. Y Farías Cabello, el argentino, me levantó del asiento en algunos momentos con esa bravura Puma que tan poco nos cuesta admirar.

6 Francois Louw: en la segunda mitad del torneo su trabajo ha resultado demoledor para los Springboks, que han reunido una delantera bastante temible a la que puede que le falte recorrido y acabar de definir algunos detalles, pero que se anuncia tremenda. En el juego abierto, Louw me ha encantado por su monumental prestancia física en los contactos y cuando se va para delante. En la semana en que los Bokke debían recibir a Australia, Louw fue y regresó a Inglaterra para jugar con el Bath. Se comió el vuelo, el choque de la Premiership y el regreso. Y en Pretoria hizo un partido soberbio, el mejor de sus 14 tests con la camiseta de SA.

5 Luke Romano: como Messam en su labor de hacernos olvidar a Kaino, Romano no tenía grandes opciones de ser el más popular de los All Blacks, pero uno cree que hay que valorar la entereza de su respuesta ante semejante desafío y su trabajo en muchos momentos de los partidos. Lo mismo valdría decir para Whitelock, que también se ha elevado en la última fase del torneo y cerró con un gran ensayo en Soweto el sábado. En el caso de Romano, creo que se ha mostrado estupendo en las fases estáticas, sobre todo en las touches, y la cantidad de campo que cubre con su corpachón lo ha convertido en un gran elemento en defensa. Eso sí, no podríamos destacarlo muy por encima de otros jugadores que le han dado a las segundas líneas de sus equipos magnífica solidez: el mismo Whitelock, Etzebeh, el Pato Albacete o Carizza. Sharpe ha cumplido su papel de veterano capitán en Australia y hasta tiró del equipo con un ensayo en los peores días, pero no...

4 Andries Bekker: Un gigante suelto por el campo, quizás con menos impacto en el juego abierto en este Rugby Championship del que le vemos en el Super Rugby, donde se muestra como un ball-carrier realmente temible. Aun asi, ha estado dominador allá donde aparecía, especialmente en la touch. Su 2.08 lo ha convertido en el jefe de los line-outs, algo más que notable en un equipo que ha debido regenerar una línea de la que ya salieron los inalcanzables Matfield y Botha, imperiales durante años en lo suyo. Bekker sobresale en el campo, en todos los sentidos del término.

3 Jannie du Plessis: un tipo duro, un primera línea feroz, de esos jugadores silenciosos que resisten e infligen castigos, conscientes de que, en el tight-head, sufrir y hacer sufrir son los dos lados de la misma moneda. La primera línea de los Springboks me ha resultado, con la argentina, la más convincente. Juan Figallo tuvo momentos magníficos, precisamente contra los Springboks en Mendoza fue uno de los más sobresalientes. Creo que ambos estuvieron por encima de dos bravos competidores como Ben Franks, otro primera que no cede un centímetro, y Alexander.

2 Adriaan Strauss: entró para rellenar el hueco enorme dejado por la grave lesión de Bismarck du Plessis y lo hizo de forma magnífica. Una fuerza de la naturaleza, cubre muchísimo campo, aparece apoyando con frecuencia el juego abierto y relanzándolo, llega en esfuerzos defensivos poco habituales para los primeras líneas. Tiene un alto ritmo de labor y esfuerzo sobre el campo. Sus dardos en la touch, además, pocas veces pierden a su objetivo. Un lanzador seguro que alimenta a la perfección a gente como Bekker, Etzebeh, Alberts o, incluso, Vermeulen en la cola del alineamiento. En Australia, ni Stephen Moore ni Polota Nau lograron imponerse. Guiñazú sí descolló en momentos concretos de Argentina. Nueva Zelanda alternó a dos clásicos como Andrew Hore, fontanero de fases cerradas y pelea subterránea, y el gran Keven Mealamu, al que ya no vemos cabalgar los espacios abiertos con la pelota en la mano, chocando como si fuera de goma maciza, como hiciera antaño.

1 Rodrigo Roncero: déjenme que me ponga personal aquí, porque un uno siempre va a mirar con ojos favorables a otro uno que se marcha. La sentimentalidad de las bestias, que diría aquél. De todos modos, no es fácil derribar candidaturas que tengan por protagonista a Rorro. Líder hasta el último día, el doctor Roncero acusó como el resto de Argentina el paso de los partidos, pero dejó una gran impresión, de guerrero sin condiciones ni rendición, en cada partido de los Pumas. Rocoso en la melé, Roncero prolongó en este torneo su vigencia como definidor del estilo de los Pumas, con su juego en las fases estáticas y su sacrificio para poner el cuerpo al servicio de la causa en la paradigmática defensa argentina. Creo que sólo el siempre regular, el gran y callado competidor que es Tony Woodcock lo podría comprometer en esta consideración. El modo en que el último día manejó la ansiedad competitiva del joven Connie Oosthuizen resultó enternecedora...


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Conclusiones de 'The Rugby Championship' (I parte)
De la tiranía 'All Black' a la reivindicación argentina

Concluido el Torneo del Invierno Austral y tras el último partido de la Bledisloe Cup, vamos con unas cuantas conclusiones, empezando por los vencedores y los debutantes

Por José Ignacio Benito 22/10/12

Concluyó hace un par de semanas el Torneo del Invierno Austral, que este año pasó a denominarse 'The Rugby Championship' en lugar de Tri Nations, con la clara victoria de Nueva Zelanda sobre sus rivales, la notable participación de Argentina y las decepcionantes actuaciones de Sudafrica y Australia, muy lejos de su nivel competitivo real y con pocas soluciones en el campo.

Vamos con unas cuantas conclusiones, empezando por los vencedores y los debutantes. A lo largo de la semana llegará la segunda parte con el análisis de 'Springboks' y 'Wallabies'.

ARGENTINA
Desde el 2007 hasta ahora, los 'Pumas' habían jugado una serie de 'test match' en los que se apreciaban varias carencias o aspectos a mejorar para mantenerse en la élite. Punto 1º- Se concedían muchos puntos al rival por falta de disciplina en los agrupamientos. Punto 2º- El equipo metía muy pocos puntos, costaba anotar. Punto 3º- Falta de juego en conjunto, propio de las pocas semanas de concentración por temporada. Punto 4º- Bajón físico a partir del minuto 60.

Todas las carencias venían propiciadas, sobre todo, por lo señalado en el Punto 3 y se supone que en este Torneo la preparación sería muy óptima al ser casi la primera vez en la historia que se podría trabajar casi dos meses con el grupo, muy amplio además. En mi opinión, los Puntos 3 y 4 han sido solventados totalmente, pues respecto al bajón físico, este equipo no lo notaría contra equipos del Norte, pero contra el ritmo de los del Sur cualquiera lo sufre.

El sistema defensivo de Argentina es muy bueno, su dominio de las fases estáticas propias es total y sus especialistas de reconocida solvencia internacional, pero faltan puntos para ganar los partidos

Respecto del punto 1, hay que distinguir dos tipos de infracción, la que es provocada por la velocidad del rival y su forma de trabajar el 'ruck', en la que todos los que se enfrentan a Nueva Zelanda o Australia caen, no es aposta, pues en la disputa ellos llegan antes y con más jugadores y provocan el golpe y la que creo que ocurre con los 'Pumas', una indisciplina que llevan en su ADN, una forma de ver la pelea del delantero muy propia, demasiadas ganas de llegar, de levantar un balón que no es posible jugar o de trabajar más allá de lo debido. En realidad es una virtud esta actitud, es un cimiento perfecto para un equipo, pero el castigo es muy duro en el resultado, el rival consigue puntos o metros sin desgastarse y esto se paga muy caro contra estos rivales de élite. Problema a resolver.

Respecto del Punto 2, su sistema defensivo es muy bueno, su dominio de las fases estáticas propias es total y sus especialistas de reconocida solvencia internacional, pero faltan puntos para ganar los partidos. Sus sistemas de ataque, pensados más para no recibir que para anotar, encajarían perfectamente en el Rugby del Norte, donde con 15 puntos se puede ganar un partido, pero contra los 'Monstruos del Sur' hay que llegar, mínimo a 25, y ahí está el problema a resolver. Es imprescindible la presencia de un pateador fiable, que haga bueno el trabajo de la delantera y no los desmoralice.

En su transito por el Torneo se han observado subidas y bajadas de rendimiento. En el primer partido sufrió los nervios del debut llevándose un resultado que resultó engañoso tras el segundo partido, el empate en casa, pues nunca Sudáfrica se impuso, ni demostró su ranking, ni su teórica superioridad. Alguno, quizás de forma equivocada, vio un mal partido de los 'Boks', un día malo; yo vi a unos 'Pumas' que no dejaron jugar al rival, que le envolvieron en su juego, que no le dieron ritmo, mucho control, mucho oficio en las fases estáticas, que sólo se jugaba a lo que a Argentina le interesaba y cuando quería. Llevaron el partido donde lo podían haber ganado, a pocos puntos, y sólo un fallo les privó de ello, tácticamente perfecto pero aburrido de ver. Os aseguro que por momentos me recordaba a nuestra antigua Selección Española, dominadora de la 'melé' y 'touche', durísima defensa, muy trabajado el aspecto táctico, no dejando jugar y un gran compromiso del equipo.

En la tercera y cuarta jornadas el calendario no les fue propicio, pues creo que si hubiesen jugado en casa, su rendimiento hubiese sido distinto, aunque los resultados iguales, pues hubiesen aguantado físicamente mejor. En Nueva Zelanda el pabellón se defendió bien, igual que en el Mundial, hasta que la expulsión y el cuerpo aguantaron; y contra Australia la falta de acierto en las patadas y un cierto exceso de confianza, unido a un apreciable bajón en la forma física, propiciaron la remontada 'wallabie', que, por otra parte, se veía venir pues era raro que un equipo como Australia, por muy mal que estuviese, llevase sólo 6 puntos mediada la segunda parte.

En general hay que estar satisfechos de los 'Pumas', hay mucho margen de mejora y por atrás viene gente llamando a la puerta de la selección

No tuvo opción en los últimos partidos, ya muy cansado del largo Torneo, pues no tiene las amplias plantillas de los rivales, equivocó la táctica contra los 'All Blacks', salió a jugar y así le pasó cuando tenía que haber calcado el partido contra Sudáfrica y la indisciplina le mató contra una Australia totalmente convencida de ganar.

En general hay que estar satisfechos del equipo, hay mucho margen de mejora y por atrás viene gente llamando a la puerta de la selección; ha sido genuino, fiel a sí mismo y ha tenido clara su idea de competir; el grupo se ve comprometido y con ganas de trabajar, pero hay que reconocer que el grupo del 2007 tenía más calidad. Esta afirmación es un poco injusta, pero se echa de menos a jugadores como Corleto, Pichot, Ignacio Fdez.-Lobbe, Felipe Contepomi, Scelzo y uno que fue divino, Gonzalo Longo. Al Torneo le ha venido bien su participación, se estaba acomodando y una cara nueva no viene mal.

No es bueno destacar jugadores en el deporte de equipo por excelencia, pero hay que reconocer a quien lo merece y creo que tras la enorme presencia emocional en el equipo de Rodrigo Roncero, el auténtico líder silencioso y grandísimo jugador es Patricio Albacete. Yo jugué de segunda línea y tengo especial predilección por estos jugadores, un puesto durísimo, muy ingrato y solo reconocido por los entrenadores. Notables apariciones de Landajo, Orlandi, bregador infatigable, y de un gran tercera que pronto veremos, seguro, en Europa, Farias Cabello.

NUEVA ZELANDA
Que nadie se equivoque, si sus rivales no han jugado al nivel que se les supone, no es problema de los 'All Blacks', ellos se han limitado a hacer su trabajo, a ganar a los que se han puesto delante y su victoria es absoluta; han cumplido con su particular penitencia, que, además, aún no ha acabado. Dan la sensación de haber jugado con una marcha menos, que pueden jugar mucho mejor y es indiscutible que tienen mucho más Rugby del que nos han enseñado, pero con lo mostrado les ha bastado para ganar el Torneo sin pasar un solo momento de agobio.

Como ya dijimos, el señor Hansen ha construido un equipo de obreros altamente cualificados, totalmente subyugados al servicio del equipo, sin ningún personalismo, que trabaja los partidos de principio a fin y al que no se le ven fisuras aparentes, pues la diferencia titulares-suplentes o el jugar lejos de casa no se ha notado, el juego se ha vuelto más efectivo que efectista y el pragmatismo se impone. Sabedor de su poderío físico, de la velocidad de ejecución de sus acciones y de que nadie puede aguantar el ritmo que pone, va poco a poco matando a los rivales, madurarlos hasta que, mediada la segunda parte, empiezan a caer los ensayos, no tiene prisa por anotar, golpe a golpe está siempre en el partido hasta que llega su momento. Creo que han incorporado el importante componente táctico del que adolecían y que aprendieron a la fuerza tras el Mundial 2007, ya no les pasa más. Éxito de su cuadro técnico, sin duda.

El señor Hansen ha construido un equipo de obreros altamente cualificados, totalmente subyugados al servicio del equipo

Partido a partido esta riqueza táctica ha visto varias formas: en Australia ganó con balones contrarios, cedió dominio y posesión, pero jugaba en campo contrario siempre, con lo que castigaba cada fallo del rival con puntos hasta que llegase el ensayo que rompería el partido y la frágil moral rival. En casa, en la vuelta de la Bledisloe Cup, no hubo rival, todo era 'Black'... territorio, posesión, ganas; una Nueva Zelanda con más creatividad hubiese obtenido un resultado escandaloso, pero los currantes actuales trabajan buscando la satisfacción del deber cumplido. Contra los 'Pumas' fue cuestión de tiempo, sabían que el rival no sería capaz de llegar a 15 puntos, que en algún momento su defensa flaquearía y sólo tuvieron que esperar al momento de debilidad física que vendría para ganar sin muchos alardes, sólo 21 pobres puntos para toda una Nueva Zelanda. Siempre en campo contrario, con altos porcentajes de posesión, por delante en el marcador, es imposible perder… y así perdieron contra Francia en el 2007, no lo olvidan. Contra Sudáfrica en casa, otro partido de los del 'mono de trabajo', ganaron otra vez con 21 puntos anotados y nunca dieron la sensación los 'Springboks' de hacer peligrar el marcador.

En las dos últimas jornadas, cuando los demás van notando el paso de los partidos, ellos siguen frescos y sólo con estar a su nivel ganan sin problemas, no necesitan de un gran Rugby, solo ser ellos mismos. Argentina sufre la tiranía 'All Black' y la paciencia, pues aguantan el previsto inicio racial y muy emocional de los 'Puma' para sosegarlos y doblegarlos después. Y qué decir del partido en el Soccer Stadium, muy tranquilos pese al marcador, ya llegaría su momento hasta doblar en el marcador a Sudáfrica en casa, nada más y nada menos.

Si sus rivales no han jugado al nivel que se les supone, no es problema de los 'All Blacks', ellos se han limitado a hacer su trabajo

Es difícil destacar jugadores en este grupo, quizás su letal 'back-three', con Savea, Jane y Dagg, ejecutor de las superioridades, como el que nadie luzca más que los demás; muy bien Aaron Smith, muy rápido levantando balones y poniendo el típico ritmo de ataque neozelandés y, aunque suene repetitivo, emerge la figura de McCaw, sobran los comentarios con este profesional. Si el señor Hansen no introduce las necesarias caras nuevas en el equipo en estos test de noviembre, no se cuando lo hará, algunos ya han dado lo mejor de sí mismos y el futuro de los 'All Blacks' ya no está en sus manos.

Sólo tiene un enemigo, ellos mismos, que se acomoden en los resultados ante la ausencia temporal de sus grandes rivales del Sur, pues si mañana empezase el Mundial, tanto Inglaterra, como Gales y Francia saldrían con más posibilidades que australianos y sudafricanos visto su rendimiento. Han ganado el Torneo con el freno de mano, no han necesitado de más y desde luego, pueden subir el nivel. Este seis de seis iguala la marca del Tri Nations del 2010 y, salvo el último empate ante los 'Wallabies' en el cierre de la Bledisloe Cup, puede superar la racha de esa temporada en su visita a Europa en breve, pues en aquel entonces consiguió el Grand Slam ganando a las cuatro Home Nations: Inglaterra, Escocia, Irlanda y País de Gales fueron derrotadas por el equipo que practicó el mejor Rugby que un servidor ha visto... y he visto mucho. Y sólo aquel increíble final de partido contra Australia en Hong-Kong rompió esa racha.

No tengo ninguna duda, ahora le toca a Europa sufrir la tiranía, la leyenda de 'The Originals' y de 'The Invincibles' de Cliff Porter siempre está presente en estas giras europeas, también hubo Grand Slam en 1978, 2005 y 2008. Personalmente, sólo veo una posibilidad de derrota en el último partido contra Inglaterra.


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Conclusiones de 'The Rugby Championship' (II parte)
Australia y Sudáfrica, dos grandes decepciones

Por JOSÉ IGNACIO BENITO 26/10/12

¿Podría alguien decirme si ha visto alguna jugada digna de esos tres cuartos australianos considerados ganadores de partidos y referencia en si equipo? ¿Alguno piensa que la principal arma de Sudáfrica, la delantera, ha estado al nivel que se le supone, o ha impuesto en algún momento su superioridad? Se les ha visto muy cansados del Superugby, pero también los neozelandeses lo han jugado y estos corrían.

En resumen, ¿no pensáis que pueden dar más de sí que lo que hemos visto? Si la principal característica natural de australianos y sudafricanos no aparece al nivel que exigen los 'All Blacks' en este torneo, es imposible que puedan ganarlo y tengo mis dudas respecto al rendimiento que puedan ofrecer en noviembre en suelo europeo.

AUSTRALIA
En el caso de Australia todo ha sido un cúmulo de despropósitos, un ir improvisando sobre la marcha sobre todo tras sufrir el escandaloso 22-0. Se admite que el rival es Nueva Zelanda, pero que un equipo como Australia no anote ni tenga oportunidad de hacerlo es lo nunca visto. No hace ni un año cuando este equipo se plantó en el Mundial 2011 con un Tri Nations bajo el brazo, con un equipo sólido, trabajado, con las ideas muy claras y con ambición, siendo considerado por mí y por muchos más como gran favorito.

En el caso de Australia todo ha sido un cúmulo de despropósitos

Actualmente se encuentra a una distancia sideral de esa sensación y viendo el ir y venir de jugadores, los continuos cambios de posición en jugadores claves para su juego, el no saber exactamente a qué juega y la poca confianza que transmite, da la sensación de que al Señor Deans el equipo se le ha ido de las manos y sus soluciones no convencen.

No consolidar un apertura, perder a Barnes en el puesto de zaguero, poner a Beale de apertura, aunque allí empezara en los Warathas, precisamente con Breet Sheeham, no tener un repuesto de Genia, delanteros en diferentes posiciones, sin ofrecer soluciones a las importantísimas bajas, son muchos puntos a resolver. Se puede admitir que el rugby australiano no dispone de la materia prima que Sudáfrica o Nueva Zelanda, la preferencia por el Rugby XIII o el Australian Rules se lo ponen complicado, pero dos Mundiales no se ganan por casualidad ni se consigue la aceptación general de ser un rugby creativo y competitivo de la noche a la mañana.

Como defensa del Señor Deans decir que se han notado mucho las ausencias de James O'Connor, Pocock, Palu, Horwill, Genia sobre la marcha y alguno más, pero para eso están los 'test' de junio previos, para intentar tener cubiertas todas las posibles eventualidades. Cuando se hizo cargo de Australia, creo que su único objetivo, como ya señalamos en su momento, era ganar a Nueva Zelanda el Mundial, siendo él neozelandés, pues esperaba ser nombrado seleccionador tras el rotundo fracaso del Señor Henry en Francia 2007. Nadie es profeta en su tierra, ni allí, y decidió ir a entrenar al vecino con la idea clara. Para eso sacrificó resultados y construyó un equipazo para llegar a septiembre de 2011 en el pico de forma, pero llegó muy pasado y se dejó el muy buen juego y la condición física en el Tres Naciones de ese año.

Hoy día, no queda nada de ese equipo que era una verdadera amenaza para los 'All Blacks', se lo jugó a una carta y no salió, ahora debe hacer borrón y cuenta nueva y empezar otro proyecto totalmente distinto, lo que antes valía, con lo que hemos visto en el campo, ya no vale y necesita otros jugadores, otra concepción de juego, es condición necesaria y absolutamente imprescindible una delantera competente, un apertura claramente titular y otro suplente, en definitiva, un equipo nuevo. Por destacar a algún jugador, un segunda claro está, Nathan Sharpe, que ha asumido totalmente su rol de veterano y leyenda, ha tirado del carro y me ha recordado mucho al carácter de otro grande, Phil Waugh.

SUDÁFRICA
El caso de Sudáfrica es muy similar, y lo siento de verdad, es mi Rugby, pero ha estado también muy lejos de lo que se esperaba, con muchas dudas en el juego cuando han faltado determinados jugadores y, al igual que Australia, no ha sido genuino representante de su Rugby. En la previa del Torneo hablábamos de la necesidad de cambiar el estilo de juego histórico sudafricano sin perder la identidad, meter más velocidad, más ritmo sin abandonar la agresividad y dominio del juego por parte de su delantera, aglutinadora de todo en el juego.

Sudáfrica ha estado también muy lejos de lo que se esperaba

Yo creo que el Señor Meyer lo tiene claro, que ese es el camino para competir en el rugby del siglo XXI, pero no parece fácil cambiar la idiosincrasia de un Rugby tan pleno como el suyo, muy aferrado a una peculiar filosofía. Ha fracasado en su intento de cambio, ha querido jugar a lo que no sabe, se ha notado que 150 años de historia pesan mucho en la genética 'Bok' y que no tiene jugadores para eso.

En Nueva Zelanda llevan jugando así desde siempre y el jugador lo ha mamado desde pequeño; el sudafricano crece con otro estilo, nada más. Quizás Meyer piense que sería mejor dejar las cosas como están y ser auténtico, aferrarse a lo suyo, construir una delantera tipo 1995 o 2007, dura, seca, muy potente, con mucho contacto, ocupar territorio y forzar golpes. Yo creo que esto sería un error, y me encanta ese juego de delantera, pero las cosas ya van por otro lado, tiene que crear peligro todo el equipo, entrar en juego todos, ya lo hemos hablado antes.

No sólo la delantera ha fallado, no ha habido una buena dirección de juego, muchos cambios en ese puesto tan delicado, y el tema del zaguero se debe solucionar, pues Kirchner no da el nivel y debió ser Lambie el titular, pues liberado de la presión de ser apertura, desarrolla más su potencial en ese puesto, como ha hecho en los Sharks, donde Michalack le quitaba mucha presión. Puede ser el momento de dar paso a JP Pietersen, zaguero blanco de Stormers, o a Jaco Taute, de Lions.

El listón que dejó Percy Montgomery está muy alto. En cuanto a la delantera, lo que le ha faltado es carácter, tiene jugadores y rugby de sobra, pero no ha habido un líder, un espejo, un hombre que arrastre y pegue un grito, que ponga firmes al personal, en resumen, un Richie McCaw, y los ha tenido magníficos: Matfield, el gran John Smith, Dannie Roussow, Schalk Burger, jugadores con personalidad. Hoy sólo Bismarck Du Plessies representa a ese tipo de 'Springbok' tan característico.

En cuanto a la dirección de juego, parece que ha sido la baja forma de Steyn la causa, pero no es eso, es la falta del verdadero motor que hace funcionar la máquina, un buen 'medio melé'. En 1995 se ensalzó a Françoise Piennar o a Danie Gerber, grandes jugadores sin duda, pero el que movió eso, el motor, fue Van Der Westhuizen, un medio melé excepcional, divino, un fuera de serie. En 2007 Fourie Du Preez ganó el Super 14 con Derrick Houggard de apertura, el Mundial con Bucht James y en 2009 y 2010 el Super 14 con Morné Steyn. Él fue la clave, la pieza con la que todo encaja, es el puesto de este Rugby, igual que en Nueva Zelanda es el apertura, que aglutina y dirige desde siempre.

Heynecke Meyer necesita otro Du Preez como 'agua de mayo', nada hará hasta que dé con otro, aperturas tiene de sobra, con Steyn, Goosen, Jantjies y siempre puede echar mano de Peter Grant, Sias Ebersohn o Lambie, incluso, pero un medio que sea de las características de Du Preez no hay. Ruan Piennar es el mejor ahora, pero no ha terminado de hacer funcionar al equipo, igual que Frans Houggard, un híbrido, y ahora debe probar gente como Duvenhage (Stormers), McLeod (Sharks), Jano Vermaak (Bulls). Estos delanteros a los que les sobran ganas y músculos necesitan un domador con látigo y con la suficiente inteligencia para poner en ellos el conocimiento del que carecen. Posiblemente el jugador más destacado haya sido el veterano Bryan Habana.

Su transcurrir por el Torneo ha sido muy previsible: ninguno ha podido con Nueva Zelanda, ni el bonus defensivo han sacado, se han ganado entre ellos y los 'Pumas' les han tenido contra las cuerdas a ambos. Y ahora en noviembre, el Hemisferio Norte está ante la oportunidad histórica de vencerles, pues no llegan bien, muy castigados físicamente, con dudas y seguro que con gente nueva en el equipo. Es el momento, nunca se debe subestimar a nadie, y menos a estos equipos y a su potencial, pero si no hay victorias de europeos ahora, muchos se preguntarán qué hay que hacer para vencerles.

El 10 de noviembre estaré en el viejo Lansdowne Road para ver el Irlanda-Sudáfrica, ya os contaré, pero si hay un partido excepcional en esta gira es el País de Gales-Nueva Zelanda del 24 de noviembre y el ya mencionado Inglaterra-Nueva Zelanda del día 1 de diciembre.


http://www.marca.com/2012/10/26/mas_deportes/rugby/1351232528.html

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