Óscar González: «Si quieren que me vaya, que me lo digan»
El salmantino admite que los únicos culpables de la situación «son los jugadores» Óscar González desafía al club tras las críticas de García Calvo contra la actitud de la plantilla.
ANTONIO G. ENCINAS
Viene el Huesca de Onésimo, pero en el vestuario del Real Valladolid solo se escuchan las palabras 'entradas' y 'salidas'. Quién viene y, sobre todo, quién se va. Y es que por el estadio pulula aún Keita, que no acaba de dejar de estar aunque él pensaba que sería coser y cantar lo de encontrar otro equipo. Y también quedan muchos a los que el club busca una posible salida. Óscar González es uno de los que están en el punto de mira por su bajo rendimiento desde que llegó. Los números son crueles: siete partidos de 19, 267 minutos de juego y un gol y una tarjeta. Una aportación paupérrima para un jugador que venía con vitola de hombre importante pero que ha pagado su mala forma inicial y su nula conexión con ambos entrenadores.
Óscar se mostró duro y tajante cuando se le preguntó por la supuesta intención del club de enviarle a su casa, o a otro equipo, a la mayor brevedad posible. «Que me lo digan, si me lo dicen, hablaremos, cuando me lo digan», espetó primero. Y después prácticamente desafió a Carlos Suárez y a García Calvo. «Quiero seguir, pero si deciden que no debo seguir solo tienen que bajar y decírmelo», advirtió.
Y es más que probable que acaben por decírselo, especialmente si su actitud y su rendimiento no mejoran en los próximos días. Todo el mundo espera con mucha expectación el partido del sábado ante el Huesca. Es la última oportunidad de redimirse, de engancharse un poco a la normalidad y tratar de ofrecer algo más que el escaso juego y los malos resultados vistos hasta ahora. Para colmo, la reacción del público se antoja decisiva, y además tiene visos de ser muy negativa. La derrota en Tarragona ha acabado por desilusionar a muchos que aún esperaban la reacción. Un punto de 12 posibles con Abel. El técnico hablando de ansiedad en sus jugadores y sabedor de que se juega la continuidad ya, quizá en el próximo encuentro.
El club, en tanto, quiere dar un golpe de autoridad. Demostrar a los jugadores que no volverá a suceder con Abel lo que ha ocurrido con Antonio Gómez, por ejemplo, a quien no querían como técnico pasadas las primeras jornadas. La avalancha de entrenadores debe pararse, según el criterio del Real Valladolid. Y Abel necesita un respaldo firme que le fortalezca.
La rajada de García Calvo
Las duras frases de García Calvo contra los jugadores tampoco parecieron hacer mella en Óscar, precisamente uno de los destinatarios de las iras del director deportivo, que apostó fuerte por su resurrección como jugador. «No sé a qué se refería, si se refiere a uno concreto solo tiene que decirlo», insistió el salmantino, que al mismo tiempo quiso dejar claro que los responsables de la situación son los futbolistas. «Es una situación mala y los únicos culpables está claro quiénes son, los jugadores, porque son los que juegan. No es ni el entrenador, ni el cuerpo técnico, ni el presidente ni nadie. Son los jugadores, si no lo sacamos nosotros, no lo saca nadie», admitió.
Y eso es lo que más preocupa en las oficinas, y no solo a los directivos. Muchos puestos de trabajo en el Real Valladolid dependen de la viabilidad deportiva del primer equipo. Y estos jugadores, los que deben sacar al equipo del hoyo, según el propio Óscar González, no ganan un partido desde el 14 de noviembre, cuando se impusieron al Celta 3-2. Y ese triunfo fue un islote precedido de una serie de derrotas fuera de casa solo paliadas por los triunfos en Zorrilla.
Óscar, el mediapunta que destacó en el Real Valladolid hace unos cuantos años, es ahora un hombre en el disparadero. Sin embargo, se ve incapaz de encontrar justificación a su pobre estado de forma: «No lo sé, la verdad, me gustaría saberlo».